RELMECS, Diciembre 2020-mayo 2021, vol. 10, nº2, e084. ISSN 1853-7863
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro Interdisciplinario de Metodología de las Ciencias Sociales
Red Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales

Reseñas

Una lectura en clave metodológica de “La teoría social, ahora”.1 Reseña de: Benzecry, C., Reed, I. y Krause, M. (eds.) (2019). La teoría social, ahora. Buenos Aires: Siglo XXI

Rafael Bacca

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacion - Universidad Nacional de La Plata, Argentina
Paula Cuestas

Centro Interdisciplinario de Metodología en Ciencias Sociales - Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS) - CONICET / Universidad Nacional de La Plata - Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacion , Argentina
Pedro Porta Fernández

Universidad Nacional de Tres de Febrero / CONICET - Universidad Nacional de La Plata, Argentina
Cita sugerida: Bacca, R., Cuestas, P. y Porta Fernández, P. (2020). Una lectura en clave metodológica de “La teoría social, ahora”. [Revisión del libro La teoría social, ahora por C. Benzecry, I. Reed y M. Krause (eds.)]. Revista Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales, 10(2), e084. https://doi.org/10.24215/18537863e084

En julio de 2019 se publica en español La teoría social, ahora, editado por Claudio Benzecry, Monika Krause e Isaac Ariail Reed (el libro original, en inglés, fue publicado en 2017 por la University of Chicago Press). El título es una clara alusión al clásico trabajo de A. Giddens y J. Turner publicado en 1987, La teoría social, hoy. Apoyados en el mismo espíritu de promover el diálogo entre tradiciones y otras vertientes menores en las ciencias sociales, surge en este libro un abierto interés por incorporar perspectivas plurales y abordajes teóricos de la contemporaneidad. Ejemplos de ello son el espacio cedido a autores de diversas latitudes y el carácter protagónico de autoras o coautoras, algo ajeno al libro de Giddens y Turner. El “ahora” del título, al mismo tiempo, nos sitúa en la necesidad de generar “zonas de intercambio” sociológico (2019, p. 18) en un momento en que se pretende teorizar desde un lugar más conflictivo y difuso con respecto al despliegue de la teoría social “en sí”, como cosa universalizable o sustancial.

El libro nos invita al diálogo y a la discusión de tradiciones y nociones clásicas en la teoría social, pero también a los frutos de sus ampliaciones, cuestionamientos y revisiones actuales desde diferentes escalas investigativas, reflexivas y epistémicas. Si bien el foco de atención está puesto en los aspectos eminentemente teórico-conceptuales, es posible encontrar elementos metodológicos desplegados a lo largo de los diferentes capítulos que la presente reseña procurará poner de relieve e hilvanar en su transversalidad. En efecto, hay en cada uno de ellos (aunque con énfasis desiguales) un interés por presentar reflexiones y revisiones en clave metodológica, producto del diálogo de diferentes tradiciones y de apreciables actualizaciones teórico-metodológicas en algunas perspectivas. Por ello, a continuación, y en aras de iluminar aspectos que permitan pensar “La teoría social, ahora” no solo en clave teórica-conceptual sino recuperando sus aportes metodológicos para las ciencias sociales contemporáneas, se presentarán los principales emergentes de cada capítulo.

Un primer acento en lo metodológico emerge en aquellos artículos que desarrollan una reflexión sobre el papel del/la investigador/a. En el capítulo 4, Ho-fung Hung presenta una mirada sobre la geopolítica actual recentrando la teoría del sistema-mundo, interrogándonos en nuestra posición política y social como investigadores. De modo similar, en el capítulo 5, que tiene como objetivo el razonamiento de los desafíos del poscolonialismo en la teoría social, dadas las influencias coloniales e imperiales en términos económicos, sociales y, fundamentalmente, epistemológicos, Julián Go aporta instrumentos para posicionarnos desde el “relacionismo poscolonial” y la “visión del subalterno”. Con una intención similar escribe Dirk Baecker en el capítulo 7. En su texto, la cuestión radica en la actualización de la perspectiva de los sistemas de Luhmann y, a su vez, traza puentes con la comunicación como parte central de ellos. Según la posición y métodos que utilicemos, nos dice, se define lo que podemos o no comunicar.

Advertimos una segunda mirada que pone un mayor énfasis en la construcción de categorías enraizadas en los procesos de investigación, particularmente los que dan cuenta de un abordaje metodológico, como “campo” o “situaciones problemáticas”. De ahí que un capítulo como el 8, de Monika Krause, en el que busca sintetizar los desarrollos vinculados a la “teoría de los campos”, nos presente una conjugación o amalgama de métodos para abordar fenómenos sociales complejos. Dicho de otra manera, en su texto se recorre problemáticamente la pretensión de superación del binarismo individuo/estructura. En un sentido similar se posiciona el capítulo 9, de Claire Decouteau, en el que se actualizan las discusiones en torno al posestructuralismo. A partir de una revisión de la obra de Derrida, Foucault, Deleuze y de autores posteriores inspirados de esa tradición, por un lado, discute con el categórico juicio que Giddens postula en La teoría social, hoy sobre la muerte del postestructuralismo; y, por otro lado, aporta, implícitamente, instrumentos teórico-metodológicos para solventar antinomias disciplinares.

En este recorrido en clave metodológica, emerge otra arista: la escala y sus medios. Podemos referir aquí a los capítulos 1 y 2. En el primero, Isaac Reed actualiza los debates en torno a la noción de sociología cultural. Mientras que en el segundo, Claudio Benzecry y Daniel Winchester discuten los aportes históricos sobre las vertientes microsociológicas, en aras de comprender “cómo se construyen las cosas en el mundo” (2019, p. 88). En ambos, se desprenden de forma explícita propuestas por técnicas situadas, que particularizan los entornos: encuestas, entrevistas, etnografías y observaciones participantes que nos permitan cuestionar el papel del/la investigador/a para indagar más detallada y pluralmente en contextos locales.

Con una intención similar encontramos los capítulos 10 y 11, de Emily Erikson y Javier Lezaun, respectivamente. El primero desarrolla posibles esfuerzos comunes entre las redes y las teorías de redes, diferenciándose de las perspectivas que la asocian a una teoría de alcance medio. El segundo recorre el desarrollo de la teoría del actor-red (TAR) desde sus inicios hasta la actualidad, mostrando la diversificación de los ámbitos de indagación de esta tradición y tomando partido por la necesidad de que la TAR se mueva hacia direcciones menos categóricas y más experimentales, adquiriendo un carácter político cada vez más evidente. Estas perspectivas, a partir de métodos de campo como los antes mencionados, nos interrogan la jerarquía como investigador/a, en función de, entre otras cuestiones, darle mayor entidad a la cuestión empírica.

En los siguientes capítulos, es posible registrar el clivaje metodológico vinculado a la ponderación de lo emergente y lo contextual por sobre elementos conceptuales o en relación con el rol del/a investigador/a, que destacamos en los apartados anteriores. En este sentido, en el capítulo 3 Dorit Geva propone una sociología feminista del Sur Global, superadora de las discusiones que han fragmentado a la sociología feminista y la han alejado del nortecentrismo. Pese a centrarse en preocupaciones de orden macrosociales y macroculturales, reflexiona, sin explayarse, sobre el uso de técnicas ligadas a las microsociologías para problematizar el abordaje general. De otro lado, Iván Ermakoff diserta en el capítulo 6 sobre la Teoría de la Elección Racional, a través de un desarrollo teórico amplio sobre sus fundamentos, influencias y retos en las ciencias sociales contemporáneas. En él, es posible reponer, aunque no abiertamente, técnicas investigativas que parten de supuestos sobre las conductas individuales; no obstante, nos ofrece entornos locales que suponen ciertos rasgos metodológicos como los sugeridos por Geva en el tercer capítulo del libro.

En una línea similar, Jörg Potthast, en el capítulo 12, reconceptualiza y renueva el papel de la llamada “sociología crítica”, insiste en denominarla “sociología de las convenciones y pruebas” y la pone en diálogo abierto con métodos etnográficos, en cercanía con la etnometodología y en contra de posturas holistas y atomistas. Con ello, nos invita a no reducirnos al dilema individuo/estructura y adotar al actor de la capacidad de macroestructurar la realidad. Por su parte, en el capítulo 13, Neil Gross y Zachary Hyde reflexionan, desde un enfoque pragmático, sobre el papel de las imágenes mentales para explicar el funcionamiento de las normas en una sociedad. Estos capítulos sugieren la adopción de técnicas etnográficas que permitan abordar contextos situados, así como nos proponen realizar un cruce entre técnicas de situaciones específicas, particulares con escenarios más amplios, de escala macrosocial o global.

Como expresamos al inicio y hemos visto en estas breves páginas, no todos los artículos se centran del mismo modo respecto de las preocupaciones metodológicas que atañen a cada perspectiva. Sin embargo, una lectura en esta clave nos orienta, entre otras cuestiones, a problematizar sobre el rol del/la investigador/a y a preguntarnos, en una clave reflexiva, sobre el tiempo y el lugar desde el cual pensamos la investigación, las categorías de sus abordajes y, sin duda, sus métodos. Como nos recuerda Piovani (2018), la categoría de reflexividad es central no sólo para repensar el rol del/ investigador/a, sino también para dar cuenta de las tensiones, decisiones y acuerdos surgidos en relación con el objeto, el campo y la producción de los procesos de investigación, siendo en esa complejidaddonde nacen y se consolidan las perspectivas metodológicas.

En suma, en La teoría social, ahora Claudio Benzecry, Monika Krause e Isaac Reed recopilan, con ensayos originales, las resonancias de las teorías clásicas y las aúnan con las fuerzas de las discusiones de la contemporaneidad, mostrando, en sus posibilidades, sus articulaciones y puntos en común. Consideramos, finalmente, que la clave de lectura propuesta para revisar esta obra tiene la capacidad creativa de romper con moldes estructurantes y pensar el uso de métodos en relación interdependiente con los objetivos de investigación.

Referencias bibliográficas

Giddens, A. y Turner, J. (1987). Social theory today. Stanford: Stanford University Press.

Piovani, J. I. (2018). Reflexividad en el proceso de investigación social: entre el diseño y la práctica. En J. I. Piovani y L. Muñiz Terra. (coords).¿Condenados a la reflexividad? Apuntes para repensar el proceso de investigación social (pp. 77-95). Buenos Aires: Biblios - CLACSO.

Notas

1 Agradecemos los enriquecedores comentarios que realizaron sobre una versión previa de este trabajo nuestras/os compañeras/os del proyecto de investigación “Recepción, apropiaciones y usos recientes de los postulados pragmático-pragmatistas en las ciencias sociales en Argentina. Un abordaje desde la metodología de la investigación en ciencias sociales”. En especial, agradecemos a Rodolfo Iuliano, Julia Hang y Ornela Boix, cuyas desinteresadas lecturas fueron de suma relevancia para la redacción del texto final.
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