RELMECS, junio 2014, vol. 4, nº1, ISSN 1853-7863
Universidad Nacional de La Plata - Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro Interdisciplinario de Metodología de las Ciencias Sociales.
Red Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales

Artículos/Articles

Historias de vida de deportistas paralímpicas argentinas. Redes de Relaciones1

Ana Paula Soláns*

* Universidad Nacional Tres de Febrero
Universidad de Bologna
(Argentina)
anapaulasolans@yahoo.com.ar

Cita sugerida: Soláns, A. P. (2014). Historias de vida de deportistas paralímpicas argentinas. Redes de Relaciones. Revista Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales, 4(1). Recuperado de http://www.relmecs.fahce.unlp.edu.ar/article/view/relmecs_v04n01a04.

Resumen
El creciente interés por los estudios de género manifiesta un vacío respecto de las mujeres con discapacidad que han desarrollado trayectorias exitosas en algún campo. Este trabajo, forma parte de dos investigaciones junto a mujeres deportistas con discapacidad motora que han alcanzado el más alto símbolo deportivo: la medalla paralímpica. Con el objetivo de develar sus Trayectorias Biográficas se diseñó un estudio flexible y multivocal, con un enfoque no estándar (cualitativo) centrado en el método biográfico. Se recolectaron trece relatos de vida con entrevistas en profundidad analizadas con el método Comparativo Constante de la Teoría Fundamentada de los Datos.
Las Trayectorias Biográficas constituyen los “grandes ámbitos de la experiencia social” que aportan testimonios de vivencias individuales dentro de un mismo objeto social (Bertaux, 2005: 41). Pero debido a las características del diseño, emergió una categoría imprevista: las redes de relaciones, constituidas por las influencias mutuas de las interacciones entre las personas, motivo de esta presentación. Lo interesante fue que estas redes no solo no respondían al rol de dependencia atribuido a las personas con discapacidad, sino que se halló un nuevo tipo y cuatro sub-categorías: compulsivas, electivas, omitidas e ignoradas. Principalmente en las redes electivas fue donde las entrevistadas manifestaron hallar nichos, en los que expresaron (descubrieron) roles y funciones (simultáneas y cambiantes) complementarias y cooperativas con otras personas, manteniendo al mismo tiempo, cierto grado de independencia interna (límites). El peso de las redes (importancia atribuida) fue variable tanto sincrónica como diacrónicamente, permitiendo que algunas deportistas se destacaran en más de una red en distintos momentos temporales.

Palabras clave: Deportistas paralímpicas; Historias de Vida; Redes de Relaciones.

Life stories of Argentinian Paralympic athletes. Networks of Relations

Abstract
The growing interest in gender studies shows a gap regarding women with disabilities who have developed successful careers in any field. This work is part of two investigations about female athletes with physical disabilities who have achieved the highest sporting achievement: Paralympic medals. In order to reveal their Biographical Trajectories, a flexible and multivocal study was designed with a non-standard (qualitative) approach focused on the biographical method. Thirteen life stories were collected in-depth interviews analyzed with the constant comparative method of Grounded Theory.
The Biographical Trajectories are "large areas of social experience" that provide evidence of individual experiences within a social object (Bertaux, 2005: 41). But because of design features, an unexpected category emerged: networks of relations, constituted by the mutual influences of the interactions between people, are the reason for this presentation. What was interesting was that these networks not only did not respond to the role of dependence attributed to people with disabilities, but a new type was found and four sub-categories: compulsory, elective, omitted and ignored. Mainly in elective networks was where the interviewees expressed to find niches where expressed (discovered) roles and functions (concurrent and changing) complementary and cooperative with others, while maintaining a degree of internal independence (limits). The weight of the networks (attributed importance) was variable both synchronously and diachronically, allowing some athletes to be more emphasized on more than one network at different times of their lives.

Keywords: Paralympic Athletes; Life Stories; Networks of Relations.


se me abrió un mundo (...) el deporte es algo (...) que me supera, me encanta, (...) la verdad que, no sé si no hubiese sido discapacitada que hubiese hecho.”

Introducción

Los métodos biográficos destacan las perspectivas y puntos de vista de las personas en un estudio, junto a la reflexividad del investigador y dentro del contexto histórico-situacional buscando comprender las vivencias (Mallimacci y Giménez Béliveau en Vasilachis de Gialdino, 2007). Dentro de estos métodos, las Historias de Vida constituyen una alternativa que orienta una posible lectura de la sociedad (Ferrarotti en Machado País, 2007), al captar perspectivas y roles de los protagonistas (Bertaux, 2005). Estas historias contribuyen a equilibrar el peso de la literatura sobre grupos sub-representados y constituyen una oportunidad para ampliar el abanico de opciones culturales (Atkinson, 1998).

Relatos que dejan constancia de contenidos intersubjetivos que se tejen en las redes sociales, son captados con instrumentos retrospectivos, como las entrevistas (Bertaux, 2005). Estas redes se desenvuelven dentro de los ámbitos de la existencia o trayectorias en las que se articulan: familia, escuela, profesión, empleo, etc. Sin embargo, son las propias personas quienes las construyen y se someten a los efectos de las mismas, entramando vivencias con experiencias simbólicas (Najmanovich, 2001).

Las redes sociales han sido definidas como “campos sociales constituidos por relaciones entre personas” (Barnes en Lomnitz, 2001:342), en ellas se reconocen vínculos verticales (inter-generacionales o de clase) y horizontales (pares) que se caracterizan por vínculos de reciprocidad. Para Dabas et al (2011) su denominación responde a la geometría e implica interconexiones y flujos que no pre-determinan recorridos como las trayectorias biográficas, pero constituyen cartografías vivas en contextos situados; sus integrantes tienen el poder de transformarlas al desplegar acciones entramados con otros.

Lomnitz (2001) ha estudiado las redes laborales, clasificándolas en formales (por ejemplo: familia o escuela) e informales; asimismo, Dabas et al (2011) lo ha hecho en salud, dividiéndolas en espontáneas (coyunturales) y formales (pautadas); pero respecto a los cursos de vida, Elder y Giele (2009) refirieron a dos niveles: uno cotidiano-fundacional (familia, escuela) y otro posterior (matrimonio, amigos, colegas). Estos autores, destacaron dentro de las redes influencias inter-generacionales que responden a los ciclos de vida que se reiteran, registrando patrones sociales de roles y funciones previsibles (controlados) y reproductivos, que no obstante, pueden variar a lo largo de la vida, ya sea por la edad cronológica o modificarse entre las generaciones y cambios socioculturales.

Existe un mecanismo de selección por afinidad para integrarse en las redes (Bourdon, 2009) que favorece la permanencia de las relaciones, entre ellos las visiones compartidas u objetivos en común. Como consecuencia, este encuentro de personas con intereses comunes permite no solo mantener funciones previas, sino generar modificaciones con su accionar y, de este modo, expandir el espacio de lo posible (Echeverría, 2011). Estas afinidades responden a inquietudes mutuas (Echeverría, 2011) que le confieren sentido a las acciones, facilitando que las personas hallen espacios o nichos en las redes (Bourdon, 2009) acorde a la propia disposición y habilidades, en virtud del lugar y jerarquía que ocupan respecto al grupo.

Existen supuestos dentro de las redes, como el de potenciación de recursos y el que facilita el apoyo social, como también el de que se comparten responsabilidades para afrontar problemas (Dabas et al, 2011). Además, las redes colaboran con la valoración, detección y asignación de sentido de ciertos roles, capacidades, oportunidades y opciones donde las personas se manifiestan activamente.

Cabe destacar que existe una multiplicidad de redes preexistentes (Dabas et al, 2011) que funcionan activándose y modificándose a causa de los problemas. En el mismo sentido, se reconoce que las redes varían en tamaño; por ejemplo, disminuyen en el caso de finalizar una trayectoria, como la escolar; pero también habilitan nuevos vínculos que las amplían e influyen en los propios recorridos (Dabas et al, 2011; Bourdon, 2012)

La red familiar es sumamente reconocida por su rol en la producción y reproducción de energía entre sus miembros (Bertaux, 2005:43), así como por favorecer la identificación y diferenciación de roles (Harrington y Boardman, 1997) y facilitar u obstaculizar el acceso a otras redes, orientando la percepción de oportunidades y apertura a ciertas opciones. Dentro de esta red, se desarrollan estrategias de supervivencia, consejo, asistencia y apoyo, así como una particular regulación, jerarquización y distribución de recursos, que evidencian desigualdades en etapas vitales acordes al género (Nussbaum, 2002).

Las mencionadas oportunidades, son aquellas que ofrece el entorno, entre las cuales se eligen opciones2 que afectan significativamente la vida (Álvarez, 2012). En estas decisiones, se reconoce la existencia de una independencia interna (distancia3 de los demás) y externa (teniendo en cuenta la propia posición relacional). Esto implica reconocer la influencia de los demás dentro de expectativas sociales (roles), que evidencian una atribución de jerarquía y posición (situación) de las personas dentro de la red (Ander-Egg, 2009).

Las pautas y reglas que caracterizan a los roles se suponen asequibles al observador avezado; en el caso de los roles de género, Hernando (2012) los comprende como una relación complementaria de funciones sociales plausible de transformarse. El caso del rol femenino, por ejemplo, depende de acciones y funciones asignadas y asumidas socialmente dentro de un contexto. Se reconocen entre ellos, el rol maternal y reproductivo, jefa del hogar, conyugal, doméstico, de parentesco y comunitario. Estos roles responden a estereotipos sociales4 que favorecen el desarrollo de funciones, por ejemplo de cuidado y servicio así como características entre las cuales se destacan la debilidad, recato y emocionalidad que fortalecen ciertos esquemas y valoraciones (Quintero Velázquez, 2007).

En este sentido, los roles y funciones responden a una jerarquía social que establece mandatos y suele mantenerlos en el tiempo, legitimando estructuras y fortaleciendo formas de subordinación en la mujer (Gamba, 2007). Por el contrario, el rol masculino, se asocia a la competitividad y al éxito.

El problema de estudios esquivos al abordar estos temas integrando a las personas con discapacidad como expertas (Fitszgerald, 2008), es que la privación de sus aportes limita los enfoques y orienta a cometer errores de interpretación inadecuada (Brittain, 2002). Particularmente Argentina se destaca por silenciar históricamente sus voces (Ferrante, 2010), ausencia que se hace más profunda respecto de mujeres en el deporte adaptado (Ferrante, 2012).

En estas circunstancias hubo, sin embargo, 26 mujeres argentinas que ganaron 83 medallas paralímpicas entre los años 1960 y 1980, período en el cual ninguna mujer sin discapacidad lo hizo. Por otra parte, entre 1988 y 2012 solo 85 mujeres alcanzaron 12 medallas paralímpicas, cuando la proporción de varones no cambió significativamente entre los períodos mencionados. Pero los estudios no se ocuparon de indagar quiénes eran ni cómo alcanzaron tales logros, tampoco por qué se produjeron dichos cambios, aunque se puede conjeturar que se fueron tomando decisiones sin información científica, con información inadecuada o proveniente de otros contextos (Batthayány y Scuro, 2010) que condujeron a esta situación.

Esta ausencia, indica que hasta la actualidad se desconocen aspectos de los entornos en los cuales se desarrollaron sus talentos (Cabanillas Cruz, 2005), dejando en penumbras roles, rasgos o valores de las deportistas en sus distintas facetas (Gallego Noche, 2008) o saber cómo influyeron sus familias (Neira Tolosa, 2011). Asimismo, esta misma situación se reconoce en otros contextos, en los cuales también se denuncia la escasez de estudios con deportistas de Elite (Brittain, 2002), en particular, el éxito deportivo tuvo escasa repercusión en las investigaciones en Iberoamérica y Latinoamérica (Quiceno y Vinaccia, 2010), trabajos en los que además se suelen evitar perspectivas holísticas (Watson, 2009).

Esta problemática implica un desequilibrio en la tendencia de los estudios, en los que prevalece la mirada negativa sobre las personas con discapacidad: barreras psicosociales, falta de acceso al poder y discriminación (Kavanagh, 2012); que contribuyen a denunciar la invisibilización, exclusión, desempoderamiento y dependencia, que afecta especialmente a las mujeres con discapacidad (Rodríguez, 2008).

En particular los trabajos sobre las redes se interesan en la integración pero desde la dependencia, en lugar de hacerlo desde la agencialidad6 (Fitzgerald, 2008); como consecuencia, las mujeres con discapacidad exitosas en un campo, quedan fuera de los tópicos de indagación científica (Noonan et al, 2004). Estas ausencias colaboran con la notoria y creciente restricción al acceso a la práctica deportiva de niñas y mujeres, más pronunciada en el deporte de alto rendimiento (Gallego Noche, 2008)

Contexto socio-histórico

En coincidencia con lo expuesto previamente, la mayor parte de los datos del entorno se conocen a través de estudios que refieren a mujeres sin discapacidad7, que aún así es necesario exponerlos, porque permiten comprender, al menos parcialmente, los hallazgos de este trabajo. De este modo, durante las décadas de 1960 y de 1970, época en que gran parte las protagonistas del estudio comenzaron a tomar contacto con el deporte (no terapéutico), se asociaba a la mujer con la imagen de belleza y recato, cuya misión era aspirar al casamiento y maternidad (Devoto y Madero, 2006). La escolaridad primaria y secundaria en escuelas comunes aumentaba progresivamente, aun cuando la tendencia era escolarizar a los niños con discapacidad motora en el hogar, con maestra domiciliaria8. Respecto a la educación física se exceptuaba9 a los alumnos con discapacidad motora de las actividades prácticas (Pantano, 2012).

Durante estas décadas, el nivel universitario femenino también aumentaba, alcanzando al 30% de las mujeres (Barrancos, 2010), mientras que en la actualidad éste es inferior al 7% en personas con discapacidad (ENDI, 2002/2003). Asimismo, se esperaba que se desempeñaran laboralmente en docencia, como administrativas, telefonistas u obreras, situación que se esperaba abandonaran para abocarse a la vida doméstica y crianza de niños (Barrancos, 2010).

Aunque en Occidente el deporte se asociaba al progreso humano (Cagigal, 1979), localmente se enfatizaba en el fútbol y orientado al varón (Devoto y Madero, 2006). Para la mujer, la actividad física se restringía a la prescripción terapéutica, a la escolaridad, la maternidad o la estética. De este modo, el deporte competitivo se consideraba incompatible con el rol social y la estética “femenina”, además de que este requería una exposición pública, cuando persiste en la actualidad la tendencia al ocultamiento (Venturiello, 2010).

Respecto de la mujer, Barton (2008) considera, aún en el presente, una baja participación en el deporte, más notoria en las mujeres con discapacidad respecto al varón con discapacidad, pero también en relación con las demás mujeres. Para llevar una vida independiente se requiere un gran esfuerzo, afirmó Barnes (2005), siendo los ámbitos deportivos expulsores de niños y jóvenes con discapacidad.

Unos años antes, a fines de la década de 1940, había nacido en Europa y Estados Unidos el deporte adaptado10 cuyo fin era integrar personas con lesiones medulares consecuencia de los enfrentamientos armados de la Segunda Guerra Mundial. Pocos años después, este impulso llega a la Argentina, incluyéndose entre las medidas estratégicas tomadas respecto a las epidemias de poliomielitis. Argentina participó desde las primeras ediciones de los juegos, aunque Ferrante (2012) menciona en su estudio, que las mujeres deportistas eran pocas y que abandonaron el deporte para dedicarse a la crianza. En un contexto como el expuesto, sabiendo de la existencia de más de 30 mujeres medallistas en los Juegos Paralímpicos que no habían sido estudiadas, se alimentaban numerosas incertidumbres ¿quiénes eran estas mujeres? ¿Cómo se habían conectado con el deporte competitivo? ¿Cuáles fueron sus expectativas y las de sus familias? ¿En qué otras redes sociales se desarrollaron? ¿Cuál era su rol en ellas?

Material y métodos

El trabajo que aquí se desarrolla partió de un estudio exploratorio no estándar (Marradi et al, 2007) con diseño flexible basado en el método biográfico con Historias de Vida11 en el que se privilegió el contacto directo con las personas investigadas y sus propios puntos de vista, interpretados por la investigadora (Mallimaci y Giménez Bèliveau en Vasilachis de Gialdino, 2007). Se enfocó dentro del contexto del descubrimiento y la argumentación hermenéutica, con una aproximación sistemática y rigurosa12 que aportó riqueza (multiplicidad de aspectos) y calidad (fidelidad a lo expresado). Bajo este enfoque se eligieron fuentes primarias: entrevistas en profundidad con guía (Piovani en Marradi et al, 2007), instrumento sensible que facilitó la interacción lo más simétricamente posible constituyendo las protagonistas un fin y valor en sí mismas (Ferrarotti, 1990). Las entrevistas se analizaron con el Método Comparativo Constante de la Teoría Fundamentada de los Datos (Corbin y Strauss, 2008) que garantizó oportunidad y accesibilidad de los datos (economía).

La selección de casos respondió a un diseño multivocal que permitiese un recorrido de experiencias vitales desde el inicio de los Juegos Paralímpicos hasta la actualidad, privilegiándose la búsqueda de regularidades. Se llevó a cabo con un método no probabilístico (intencional) siguiendo parcialmente el muestreo teórico que orientó la búsqueda por regiones.13 Los criterios de inclusión fueron el sexo (femenino), logros (medalla paralímpica), tipo de discapacidad (motora14) y, por muestreo Teórico el lugar de Residencia (Buenos Aires, Rosario, Mar del Plata en ese orden).

Población seleccionada

Las entrevistadas nacieron entre 1945 y 1976 dentro de familias de clase media,15 cuyos padres eran trabajadores, madres amas de casa, en ambos casos con escolaridad primaria16. Sus hijas adquirieron la discapacidad antes de los 5 años en su mayoría por contraer poliomielitis, excepto dos casos (una como secuela en el parto y síndrome Guillain Barré17 y una traumática). Estudiaron en escuelas comunes, cuando la tendencia de la época era hacerlo con maestra domiciliaria. Todas terminaron la escolaridad secundaria, algunas de ellas estudiaron además música e idiomas y casi la mitad finalizaron estudios universitarios (psicología, medicina, farmacia, bioquímica, letras). Respecto al deporte18 en Buenos Aires compitieron en todas las disciplinas disponibles: natación, básquet19 y atletismo; en Rosario principalmente básquet y natación; en Mar del Plata solo natación. Al momento de las entrevistas tenían entre 36 y 67 años, tres permanecían relacionadas activamente con el deporte, una de ellas (52 años) había comenzado a competir recientemente en una nueva disciplina (remo).

Hallazgos

Redes compulsivas

La primera red con la que se relacionaron las protagonistas de este estudio, fue la familiar, en la cual sus progenitores carecían de experiencia respecto de la poliomielitis (como enfermedad) y la discapacidad “de una familia toda redondita para la foto con tres nenes sanos y (...) que de un día para el otro le deje de caminar”,papás que no habían tenido estudios (...) yo creo que para ellos debe haber sido un golpe tremendo”, “fuimos creciendo todos con mi silla, mis hermanos y mis padres”.

De hecho, manifestaron haberse considerado “únicas” en sus familias pero también en sus barrios de residencia y escuelas “Hasta que empecé a hacer deporte yo era la única en todo”. Esto implicó que adaptasen las actividades cotidianas a sus propias posibilidades y ritmos; como excepción, solo quienes se trataron intensivamente en el “Instituto20 en Buenos Aires dispusieron de espacios adaptados y personal de la salud que las impulsaba a practicar y adquirir autonomía en numerosas actividades cotidianas “era como una casita entonces ahí te enseñaban a entrar, salir de la bañera, a pasarte a la cama, a hacer la cama.

Asimismo, sus redes familiares las estimularon a comprometerse en ciertas actividades como la escolaridad en escuelas comunes, prácticamente al mismo ritmo que sus compañeros sin discapacidad, a pesar de las continuas, largas y en ocasiones dolorosas intervenciones de salud; inclusive, algunos padres las guiaron paralelamente hacia otras actividades culturales como idiomas o música (piano, solfeo) “9 meses enyesada (...) me sacaron el yeso el día antes de ir a dar el examen21 (...) estaba estudiando piano, me sentaba como podía en el piano (...) al año siguiente me recibí de profesora de piano”. Ellas mencionaron que durante los tiempos de pre y post cirugías, así como en los períodos de inmovilidad solían leer “me gustaba mucho leer y en la época de las cirugías -me devoraba- los libros con mucho placer”. Sin embargo, se las eximía de otras actividades como ciertas tareas domésticas y salidas autónomas fuera del hogar.

Entre las decisiones compulsivas a las que se sometieron, se incluyeron las redes escolares y de salud. Integrarse a una escuela común dependía de numerosos factores: la decisión parental, en dos casos la presión de las propias niñas, además el poder adquisitivo, las distancias del hogar; pero fundamentalmente obedecía a otras redes de poder, constituidas por las autoridades que solían evitar aceptar alumnos con discapacidad motora “Una inspectora del Ministerio de Educación planteó al colegio que me dieran clases en mi casa. Esto era bastante habitual en esos años para los niños con secuela de polio. En vez de integrarlos, tendían a aislarlos de un contexto social y educativo. Grave error”. Por otra parte las entrevistadas enunciaron que numerosas instituciones no tenían acceso arquitectónico. Como excepción, dos de las protagonistas de este estudio cumplieron con su escolaridad primaria en el hogar, y una de ellas también el secundario22, todas las demás lo harían en escuelas comunes; en ambos casos se requirió un gran esfuerzo, coordinación y organización de la red familiar “empezaron el recorrido porque ellos querían que fuera a una escuela común, antes no era tan común esto que te cuento, antes era mucho escuela domiciliaria”.

En general poco se han referido a su red escolar excepto por la mención de algún docente, dos entrevistadas comentaron haber tenido buena relación con sus compañeras, una incluso expresó haberse divertido mucho y que mantiene vínculo con ellas hasta la actualidad. No obstante, varias se manifestaron negativamente respecto de los docentes de Educación Física, debido a que éstos las exceptuaban pero después les tomaban exámenes sobre reglamentos de deportes que nunca practicaron además de que, en general, no intentaron integrarlas23no me ponían falta pero a fin de año me tenía que estudiar el reglamento del vóley, o el reglamento del hándbol o el reglamento de como se bailaba la zamba (...) la idea nuestra de los que hacemos deporte (...) la persona que es discapacitada, mandarla a un lugar donde hagan deporte.

Otra de las redes compulsivas en la que se vieron envueltas desde muy temprana edad, fue la de salud. Accedieron a ella a través de sus progenitores, parientes, vecinos y/o personal de salud (de cabecera u ocasional). Dentro de esta red, algunas se han visto sometidas a las decisiones de sus padres bajo la guía de un profesional, en otras sus padres siguieron una red institucional, pero también lo hicieron por bola de nieve: una persona recomendada por otra y así sucesivamente. En este último caso, no solo optaron por la medicina tradicional “yo estuve mucho con los médicos viste, mucho tiempo, a mi me llevaban cuando era chica casi todos los días por una cosa o por otra”, sino por medicinas alternativas, curanderos: “siempre hice rehabilitación y médico, también curandero, todo el que pasaba y le decía a mi vieja esto sirve y mi vieja probaba”. Ha de tenerse en cuenta que las propias entrevistadas (excepto dos) manifestaron el desconocimiento generalizado y las dudas no solo de sus progenitores, sino también de sus contextos e inclusive dentro de las redes de los profesionales de la salud “me enfermé de polio era todo muy nuevo, probaban lo que hacían por ahí (...) me las hicieron mi padre ignorante, el médico decía: hay que operar acá... y me lo hicieron al divino cohete”.

Como se recordará, dos protagonistas de este estudio habían presionado a sus padres para ir a escuelas comunes, y algunas se habían negado también, en algún momento, a usar cierto dispositivo u obligaron a sus padres a interrumpir algún tratamiento. Pero fue aproximadamente al finalizar la escuela secundaria, cuando manifestaron haber comenzado a poner límites, inicialmente respecto a la salud, como evitar o seleccionar tratamientos, intervenciones quirúrgicas o dispositivos. Por supuesto, hubo también quienes estuvieron en ambos extremos: las que estaban absolutamente de acuerdo con todas las decisiones parentales y de los profesionales de salud “ella me hizo toda la rehabilitación (...) me anotaron en un colegio que estaba a la vuelta (...). Me hacía masajes me acuerdo y me ponía rayos infrarrojos (...) la verdad que una Belleza esa mujer”, “de las últimas operaciones me acuerdo me encantaba ir a internarme, yo no tenía ningún problema me decían te vas a operar de tal cosa y -bueno vamos- mi bolsito, mi ropita”, y las que desde esa época hasta la actualidad “huye” de los médicos “hasta que a los 18 años dije -se terminó- nunca más”, “hay gente que es fanática de los médicos y hay gente que no quiere ir, bueno yo soy una de esas”. Los límites internos les abrían paulatinamente un abanico de opciones que afectaba propia calidad de vida en las distintas redes. Como se verá en el siguiente punto, esto las impulsaría a hacer deporte competitivo, viajar por el país y el mundo, trabajar y manejar automóviles, a pesar de que sus redes familiares y/o de salud opusieran resistencia.

Redes electivas

En este contexto, en un punto entre los 16 y 18 años24 una persona las invitó a hacer deporte “me vio renguear y me dice -¿vos que deporte hacés? - Yo ninguno ‒nado‒ (...) -¿No querés participar?, -¿En qué? ‒ le digo yo [risas] No sabía que se hacía eso”. Estas personas, en general, fueron ajenas a sus contextos, en los que ellas han recibido numerosas invitaciones en espacios públicos y provenientes de colaboradores (voluntarios), deportistas, médicos, profesores, entrenadores e inclusive un chofer. Cabe destacar, que no existían expectativas en las redes familiares respecto al deporte, las madres carecían de experiencia alguna y jamás se asoció el deporte con la discapacidad motora, aun cuando varias entrevistadas lo habían practicado terapéuticamente (fundamentalmente natación) “era impensado que yo hiciera deporte”. Paralelamente numerosas personas con discapacidad motriz estaban entrenando y compitiendo en deporte en espacios que ellas conocían, pero ni sus redes familiares ni ellas mismas lo habían percibido.

Fue la invitación personalizada, la que las conectó con una inquietud que desconocían de sí mismas y con otras redes. La red deportiva les permitió registrar que había personas que aprendían, atletas que entrenaban física y técnicamente, viajaban por el país y el mundo, deportistas que solucionaban con mayor economía de esfuerzo pequeños aspectos de la vida cotidiana “yo aprendía muchísimo (...) colgar las bolsitas en la silla para poder manejarte, cosas que para mí eran útiles yo nunca había visto”. Eran personas que disfrutaban del tiempo libre, tenían parejas, hijos, estudiaban, trabajaban, vivían independientemente de sus familias de origen y se trasladaban en sus propios automóviles “empezabas a ver gente, el que no estaba en la facultad, ya trabajaba o era bancario o era qué sé yo, eh, un ingeniero y que se movían con las sillas o con los canadienses o con las muletas (...) como que te cambia todo el panorama (...) y empecé a hacer deporte y siempre digo, no sé si siempre hubiera sido S. la de la mantita”, “yo dije, si ellos estudian yo también tengo que estudiar”.

Absolutamente fuera de sus expectativas personales y familiares, se integraron no solo a la red deportiva, sino en otras redes preexistentes: profesionales, laborales y académicas.25 El trabajo les ofrecía la oportunidad de afrontar los gastos que requería el deporte y la salud;26 asimismo colaboraba con la independencia en sus desplazamientos, motivo por el cual debían contar con fondos para adquirir y mantener su automóvil, que las condujo a incluirse en nuevas redes “tratar de juntar el pesito para llegar al coche, porque el coche era el gran cambio”, “no teníamos plata para comprar un auto, pero era terrible, yo a veces me iba a la avenida y paraba a los taxis (...) era un drama porque nadie quería subir la silla, nadie quería llevar una silla de ruedas”.27

Los ingresos propios también favorecieron la independencia económica de sus familias de origen. No obstante, tuvieron dificultades para hallar trabajos aun cuando contaban con la escuela secundaria finalizada, algunas ya habían comenzado a trabajar desde su hogar, pero todas estaban seguras que lo hallarían “la seguridad que te da el deporte, (...) deje sus datos, vos sabés que va a un bollito, pero yo decía -tuve una medalla paralímpica, ¿no voy a conseguir un trabajo?”. Estos problemas las condujeron a desplegar estrategias y aprovechar oportunidades: respondieron incontables avisos, revisaron carteleras, se recomendaron mutuamente, estudiaron computación, cultivaron sus redes sociales e inclusive apelaron a las autoridades “le mandé una carta a Manrique [Ministro] que no conseguía empleo (...) que me quería comprar el auto y que no podía conseguir (...) y un día me llamó (...) me dijo -vení tal día a ver a fulano de tal (...) y bueno empecé a trabajar”. En síntesis: no solo consiguieron trabajo, sino que desempeñaron largas trayectorias y redes laborales28 que les permitieron su independencia, afrontar gastos y contar con márgenes de previsión ante imprevistos que valoran hasta la actualidad. “hace 30 años, yo podía (...) hace 10 años atrás o 15 ya me costaba, entonces en el garaje hicimos una rampa (...) 3 años atrás, 4, entonces hicimos el elevador (...) la casa se va adaptando de acuerdo a las condiciones que uno tiene”.

Por otra parte, las redes académicas no solo orientaron sus vocaciones e inquietudes, hallándose con personas con las cuales estudiaban y cooperaban en el estudio “en la facultad (...) yo tenía un grupo muy lindo que íbamos año a año”, sino también constituyeron un medio para alcanzar mejores oportunidades laborales “principios de los setenta, era el auge de la computación y ganaba mucho más entrando en la parte cómputos que como administrativa”. Ha de destacarse que casi la mitad de las protagonistas de estos estudios finalizaron la universidad.29

Lo interesante fue cómo se integraron y posicionaron en las redes deportivas más allá de la invitación. Lo hicieron ocupando una vacancia (nicho) acorde a sus capacidades, algunas de las cuales se expresaron recién allí: liderazgo, gestión, amalgama (unión), socialización, desafío. En este sentido, su accionar requirió de la exposición pública tornándose visibles como aprendices y deportistas en entrenamientos, competencias, viajes y tiempo libre; visible su energía, belleza, perseverancia y logros que invitaba y eran invitadas por otras mujeres a imitarlas30yo cuando empecé a hacer deporte yo la veía a ella, una morocha con pelo lago, esos ojos re bien maquillados”, “M. también impresionante, si yo las admiro a las chicas, (...) las quiero S. también (...) gente extraordinaria”.

Los contextos en los que se desenvolvían estas actividades, fueron descriptos como espacios plenos de personas vitales, entusiastas y alegres que tenían objetivos comunes y gustaban de los desafíos, compartir, cooperar y colaborar “todo era amateur eran muy apasionados con el deporte entonces era una cosa muy vital eh, ahí me enganché”.

Aunque el desempeño era multifacético, los nichos se caracterizaron por el reconocimiento de roles específicos en los cuales se destacaron cada una de ellas de modos distintos, por ejemplo: una era la amalgama, cuya función era la de invitar, dar la bienvenida al deporte, nuclear grupos, integrar deportistas de diversas disciplinas, aprendices, voluntarios, etc. “S. (...) fue como la primera que me abrió las puertas me dice -ah vos ¿querés hacer deporte?”. Otra optó por el rol de gestión destacándose en la función de buscar soluciones y alternativas espaciales, fondos, materiales, pasajes; hubo quien organizaba aspectos sociales ligados con el deporte (reuniones, salidas, festejos, festivales para recolectar fondos, etc.) “viajábamos al preolímpico a Londres en abril del 92 (...) por supuesto otra vez problemas para viajar este... con los pasajes (...) entonces empezamos a hacer una rifa (...) llamo a esta chica y le pregunto si nos dona una campera (...) me muero de vergüenza (...) nos faltaba plata para la inscripción”.

Vale destacar que la atribución de los logros en el deporte, si bien no puede negarse el esfuerzo personal, fue asignada en gran medida al trabajo en equipo junto a las personas que cooperaban cotidianamente en el campo y las competencias: voluntarios, técnicos o entrenadores, profesionales de la salud, otros deportistas, familiares, etc. “uno gana pero gracias al profesor, a los colaboradores, a todos, es un trabajo en equipo el que se hace”, “la familia apoyaba mucho (...) entonces uno se podía dedicar las horas necesarias para el deporte”. Aunque todas han tenido grandes logros deportivos, el tiempo de permanencia en la red deportiva fue muy variable, desde un lustro a más de cuatro décadas y aunque no todas permanecieron en la red deportiva, ni mantuvieron sus roles o funciones, muchas de ellas mantienen vínculos en la actualidad destacando relaciones de amistad, apoyo, ayuda mutua y diversión, que habían sido fundacionales “empecé enganchada por la parte social, como yo creo que se enganchó todo el mundo”.

Aún cuando hallaron en las redes electivas personas con las que compartían inquietudes así como el descubrimiento y desarrollo de disposiciones propias, han expresado establecer límites a entrenadores, dirigentes, políticos, médicos e inclusive compañeros, respecto de puntos con los que no acordaban o consideraban abusivos “yo lo hice pero dije -acá esto no va. Estos límites fueron también los que las impulsaron a viajar, trabajar e inclusive manejar un automóvil cuando sus padres no estaban de acuerdo

yo de no conocer a nadie me tenía que ir sola a Jujuy con gente que no conocía. Lo digo en mi casa y -no este... pero yo decía -no, tengo que hacerlo, entonces fue una gran discusión donde dije -no, me voy (...) terminé yéndome (...) no había nada que hacer y me fui (...) cuando termina el torneo me dicen -bueno saliste primera clasificada te vas a las olimpíadas en Holanda- (...) no solo me había ido a Jujuy sino que después me iba a Europa [ríe] (....) fue grande la discusión para porque para ellos era como desprotegerme me mandaban a no sabían dónde (...) entonces yo para evitar todo eso otra vez mandé un telegrama (...) les puse -gané el viaje”.

Límites que les permitieron tanto optar por permanecer, cambiar o crear nuevas redes como re-posicionarse a sí mismas “llega un punto que uno se cree la mujer maravilla pero hay un punto que no das más (...) fui dejando algunas cosas”.

Creación de redes

En ocasiones la falta de acuerdos con las dirigencias u otros deportistas, las alternativas competitivas insuficientes, etc. en lugar de alejar a las entrevistadas o invitarlas a desistir, las reunió con personas con intereses complementarios, creando nuevas asociaciones o torneos, que les permitiesen acceder a puntajes para clasificar en otros de mayor envergadura.

Por otra parte, voluntarios, compañeros deportistas e inclusive familiares de sus compañeros se convirtieron en sus parejas “a J.M. lo conocí en un viaje que hicimos los dos representando a Argentina y nos pusimos de novios, cosa de viaje (...) yo tenía otro novio (...) pero bueno al final al año y medio nos casamos”, creando nuevas redes que ligaban sus familias de origen con familias políticas; las protagonistas han tenido una o varias parejas y, al momento en que se tomaron las entrevistas, el 75% estaban casadas, la mayoría tenía parejas estables y la mitad había tenido hijos.

Sus grupos familiares electivos se caracterizaron por la interdependencia y cooperación, incluyendo a los niños desde muy pequeños “P. (varón) la llevaba a J. a jardín, o sea, después, yo les dejaba cosas preparadas y P. se encargaba de (...) poner la mesa (...) cada uno lavaba los platos”, “cuando era chico (...) me traía el banco para que le hiciera upa (...) nunca se me escaparon en la calle”. En suma, ellas no solo se nuclearon con personas de redes preexistentes y permanecieron en ellas, sino que crearon nuevas redes, a veces con miembros de antiguas redes respondiendo a inquietudes mutuas complementarias, a las cuales se sumaban nuevos integrantes con diversos bagajes, que ampliaron sus perspectivas.

Redes Omitidas

Así como algunas crearon o se integraron a nuevas asociaciones, otras optaron por quedarse en las anteriores. De hecho, en el mismo lugar donde ellas hacían deporte, había redes simultáneas que las protagonistas no eligieron, como las relacionadas a la informática que solo contaron con la integración de dos deportistas; asimismo algunas se nuclearon para estudiar idiomas pero ninguna se integró con quienes estudiaban ortesis y prótesis. Esto significaba que aunque conocieran la existencia de estas redes, debido a que ellas mismas las mencionaron, no optaron por sumarse. Del mismo modo, reconocieron gozar de la vida social y divertirse, pero algunos compañeros tomaban alcohol en exceso, otros no trabajaban e inclusive abandonaron sus trabajos porque afirmaban sentirse más libres y obtener mayores ingresos pidiendo dinero en la calle, y, aunque las respetaban, estas redes tampoco fueron elegidas “se iban a un almacén del otro lado y volvían un poco en copas, alcoholizados”, “los presenté en fábrica (...) para que estén en mejor condiciones uno agarró y dijo -no, yo estar encerrado trabajando no, prefiero estar mangueando en la calle”.

Redes ignoradas.

De las múltiples redes disponibles, las entrevistadas optaron por algunas, sin embargo este margen de opciones fue limitado, debido a que existían redes que ni ellas ni sus redes de pertenencia percibieron fehacientemente, como sucedió con el deporte “yo nunca pensé en competir (...) yo no sabía ni que existía en el mundo”. Aunque las redes deportivas preexistían e inclusive se desenvolvían, en ocasiones, dentro de ámbitos y junto a personas a las que ellas conocían, no habían sido percibidas hasta la invitación. Esto difiere de las redes omitidas, en las cuales reconocen su existencia pero no las eligen, en las ignoradas ellas desconocen su existencia, aun cuando aparecían en los medios de comunicación de la época, de hecho es cuando las descubren que se abren nuevos panoramas “yo estaba ahí como nada, ni sabía que había otros rengos me manejé como me manejé siempre, mis amigos no eran rengos, estaba ahí como en mi mundo, todo era nuevo para mí”.

Peso de las redes

Llegado este punto, ha de resaltarse la pertenencia simultánea y entramada a ciertas redes, como las familiares que se conectan con las de salud, a su vez con las del deporte, y éstas con las académicas y profesionales o laborales. No obstante, las distintas redes gozaban de diversa importancia atribuida (peso subjetivo). Tal es el caso de la red deportiva, que cobró relevancia sobre otras redes como la académica o laboral. Esta prioridad, en algunos casos se extendió en el tiempo, como en el caso de quienes aún hoy se desempeñan en la dirigencia y desarrollo deportivo; pero en la mayoría cambió En principio la prioridad era el entrenamiento y la facultad era secundario. Después yo lo invierto. Pasó a ser la prioridad la facultad y después lo secundario el entrenamiento”. Modificación que no pudo evitar la permanencia hasta la actualidad de vínculos de afecto y ayuda mutua que nacieron entre ellas como mujeres deportistas y se extienden en el tiempo

nos reunimos cada dos meses ahí en el Alto31 (...) y nos ayudamos entre nosotras viste, la dificultad de que tenemos (...) M. en su casa había puesto los zocalitos en el baño y le digo, pero que buena idea M. a mí que me cuesta tanto, y bueno y nos copiamos, cada uno la dificultad que tiene, lo conversamos ahí (...) y uno dice -uy, que bueno esto para mí y así, nos vamos ayudando, somos más o menos 7, 8 chicas que nos reunimos ahí en el Alto, (...) porque viste que es todo planito ahí, con la silla bajás y entrás.”32

Mientras se destacaron en el deporte, las otras redes se mantuvieron con menor jerarquía; al ceder dicha prioridad, una o varias redes se jerarquizaron y desarrollaron con mayor énfasis como las académicas y/o profesionales. Casi la mitad de las entrevistadas han logrado sobresalir también en otras redes alcanzando lugares de poder tanto a nivel local como en otros países, dirigiendo en formación docente, una editorial y como investigadora en uno de los centros de mayor prestigio. “presidenta de la federación”, “Continúo trabajando (...) como directora de una pequeña editorial /en Europa/”.

Conclusiones

En primer término, se concluye que las mujeres de este estudio se desarrollaron en numerosas redes simultáneamente aunque gozaron de prioridades divergentes en el tiempo. La inclusión en las redes compulsivas, como las familiares, escolares y de salud respondió a influencias intergeneracionales y de poder en ciclos de vida que se reiteran, controlando, previendo y reproduciendo roles y funciones, que implican el sometimiento de las entrevistadas por prolongados períodos de tiempo. Sin embargo, este último aspecto fue cambiando paulatinamente y en algunas facetas: a medida que las protagonistas iban creciendo, manifestaron divergencias y propusieron alternativas e impusieron ciertos límites, aumentando su propio abanico de opciones.

Se destacó asimismo, que además de las redes compulsivas, preexistían otra multiplicidad de redes (Dabas, 2011), entre las que eligieron algunas, pero solo a condición que las mismas fuesen percibidas: hasta ese punto se reconoció a posteriori la presencia de redes ignoradas. Esto implicó que, para optar, debían primero percibir la existencia de las redes, de modo que la divulgación o compartir espacios comunes, en estos casos, no fue suficiente; particularmente en el deporte, fue una invitación personalizada y casual la que las conectó.

Respecto de las redes percibidas, se reconocieron dos alternativas: si las inquietudes mutuas de los integrantes de la red y ellas coincidían en algún sentido, se incorporaron a las mismas (redes electivas) aun cuando sus redes familiares no las estimulasen en esa dirección; de lo contrario omitieron dichas redes (redes omitidas). En este sentido, este estudio complementa los aportes teóricos sobre la tipología de redes propuestas por Lomnitz (2001), Dabas et al (2011) y Elder y Gielle (2009).

En segundo término, si bien siguieron las expectativas de género de la época, hubo algunas divergencias: no todas se han casado y la mitad de ellas ha tenido hijos. Esto implicaba algunas diferencias en tanto en su función de servicio y cuidado exclusivamente, debido a que conformaron familias colaborativas y de mutua interdependencia. Asimismo, al tratarse de personas con necesidad de autosuperación para alcanzar logros, y debido a su desarrollo en múltiples redes, no parecieron responder a la expectativa de debilidad y emocionalidad. En este sentido se asoció más a una búsqueda de espacios de aporte (nichos) y a la cooperatividad para alcanzar el éxito deportivo, más que a la competición como se asocia al deporte y/o al género masculino.

Por otra parte, a lo largo de las entrevistas se hizo mención a barreras urbanas, arquitectónicas y socio-culturales (Rodríguez, 2008; Venturiello, 2010) pero no fue el eje de sus relatos como habían alertado los estudios (Kavanagh, 2012; Noonan et al, 2004; Harrington y Boardman, 1997). Por el contrario, llevaron paralelamente sus experiencias escolares con las de salud en escuelas comunes, pese a dificultades considerables y contrariamente a lo que se esperaba en la época; ha de recordarse que alcanzaron a finalizar sus estudios universitarios casi el 50%, cuando en la actualidad solo lo hacen el 7%. A diferencia de sus madres, las entrevistadas se desempeñaron deportivamente, laboralmente y manejaron sus propios autos.

Respecto del ámbito laboral, respondieron a las expectativas de la época al desempeñarse en tareas administrativas, como telefonistas o docentes, pero excedieron a éste en el ámbito profesional: desempeñándose en dirigencia y desarrollo deportivo, informática, medicina, farmacia y bioquímica, letras y psicología. Alcanzando algunas de ellas posiciones de poder, tanto a nivel nacional como internacional.

Finalmente, este estudio no alcanzó a responder el porqué de la merma de las mujeres entre los períodos 1960-1980 y 1988-2012, a diferencia de lo ocurrido en el caso de los varones. Aunque los relatos permiten vislumbrar, en Buenos Aires, que las autoridades jerarquizaron la “apertura” del Instituto Nacional de Rehabilitación a otras discapacidades (tipos), y la rehabilitación sobre el espacio de encuentro con personas vitales con inquietudes mutuas en un sentido holístico, des-jerarquizándolo como centro que nucleaba social y deportivamente a personas de todos los niveles, incluyendo las de mayor prestigio internacional.

Reflexión metodológica

Este informe enfatiza el rol de la Teoría Fundamentada como estrategia de análisis en una indagación de enfoque biográfico desde una perspectiva no estándar. Teniendo en cuenta que se partió de un posicionamiento previo teórico sobre Trayectorias Biográficas, el trabajo de análisis sistemático sobre los relatos manifestó la tendencia de las entrevistadas a extenderse sobre redes de relaciones humanas, de modo que emergió una categoría imprevista: las Redes de Relaciones. Entre ambos, teoría prevista y emergente, se vislumbra una lógica complementaria debido a que las Trayectorias entendidas como “esquemas de movilidad” (Godard, 1998) que se espera las personas recorran, se integran necesariamente en el entramado con (ciertas) personas que accionan en fluctuaciones complejas e influencias mutuas no siempre previsibles. Finalmente, aun cuando las redes contaban con perspectivas teóricas previas, éstas no eran suficientes para comprender los enunciados pero fue posible incluirlas gracias a la flexibilidad del diseño. De este modo, el estudio propone un modesto aporte esperando que sea profundizado y/o criticado en nuevas indagaciones.

Sugerencias

Se recomiendan estudios que revelen la existencia de otros tipos de redes, profundicen las propiedades halladas, y los desarrollos dentro de ellas (modos de inclusión, nichos, abandonos, etc.). Asimismo, trabajos que aborden específicamente la problemática de la disminución de mujeres entre los dos períodos. En ambos casos se recomienda orientar las investigaciones bajo perspectivas holísticas privilegiando la voz de mujeres exitosas en estos campos.

Respecto de las personas relacionadas con políticas, planes, programas y proyectos, así como las que dirigen instituciones, se sugiere promover la invitación personalizada dentro y fuera de los centros incluyendo a todo el personal, y que las instituciones ofrezcan perspectivas holísticas que compatibilicen las redes deportivas con las académicas y laborales, dándole prioridad al encuentro de personas con intereses mutuos más allá de la terapia, orientándolas al aprendizaje y a alcanzar los más altos niveles internacionales.

Notas

1 Este estudio responde a dos trabajos: la tesis de Maestría de la autora y un trabajo de investigación subvencionado por la Beca Carrillo Oñativia del Ministerio de Salud de la Nación.

2 Álvarez (2012) distingue como opciones relevantes a aquellas que modifican la vida de las personas, distinguiéndolas de aquellas que tienen que ver con la supervivencia, urgencia o trivialidades.

3 Incluye preferencias de otros que la persona escoge para sí misma.

4 Los estereotipos sociales son para Ander Egg (2009: 129) generalizaciones sobre comportamientos, aspecto, costumbres atribuidas a un grupo, socialmente compartidas que simplifican la realidad.

5 Solo 3 con discapacidad motora.

6 Para Elder y Giele (2009) consiste en un proceso de selección personal de roles y situaciones en relación con el contexto.

7 Cuando se contó con datos respecto a las personas con discapacidad será aclarado, de lo contrario todos los demás corresponden a personas sin discapacidad.

8 Cargo originado en 1922 por Ricardo Gutiérrez quien designa la primera maestra hospitalaria en el Hospital de Niños. Vigente en la actualidad y ratificado en la Ley Nacional de Educación N.º 26.206.

9 Esta excepción data de 1927 y se ratificó en 1965, 1976 y 1985. Las entrevistadas no acuerdan con este posicionamiento que en la práctica (no en el discurso) se mantiene en la actualidad.

10 Conjunto de actividades deportivas que se modifican y/o reglamentan para integrar personas con discapacidad al deporte.

11 Sobre un total de 34 medallistas paralímpicas mujeres desde 1960 hasta la actualidad con distintas discapacidades.

12 Se trabaja básicamente con categorías (teóricas, analíticas y emergentes); luego se establecen relaciones entre categorías (codificación axial) y, finalmente, con la selección de categorías centrales.

13 El estudio se había proyectado originalmente con deportistas de Buenos Aires.

14 La discapacidad motora se justificó debido a que ésta permitía la continuidad de los casos desde el inicio de los juegos paralímpicos, en tanto desde 1960 hasta 1976 solo participaron personas con discapacidad motora. A partir de esa fecha se fueron incorporando paulatinamente deportistas con otras discapacidades.

15Ellas mismas dieron esta definición, si bien varias pertenecieron a familias de bajos recursos, de padres obreros, y dos a clase media alta.

16 En varios casos incompleta, un padre con escolaridad secundaria.

17 Trastorno autoinmune que ataca la mielina, provocando que los nervios tengan dificultades en enviar señales y respuestas desde los músculos al encéfalo, provocando parálisis muscular progresiva y deficiencias sensoriales.

18 Con el paso del tiempo algunas han practicado otros deportes (Buenos Aires principalmente), y una de ellas compitió en tiro con arco pero fue excepcional.

19 Una deportista de La Plata, que entrenaba con varones debido a la ausencia de equipos femeninos.

20 Denominación dada por las entrevistadas, actual Servicio Nacional de Rehabilitación, Institución creada en 1956 en virtud de las epidemias de poliomielitis que azotaron esa década, con el fin de atender la enfermedad y, gracias a los criterios de las personas implicadas en esa época, se trabajó en rehabilitación desde una perspectiva holística.

21 Examen en la escuela convencional.

22 En un caso su padre no quiso que ella usara silla de ruedas y en el otro su madre prefirió invertir esos años en el hogar para que ella lograra la continencia urinaria, hecho que ella agradeció profundamente. Asimismo, fue una de las personas claves para las demás deportistas en este estudio, porque ellas percibieron su buen trato, actitud “invitadora”, profundamente comprometida con lo social y lo deportivo hasta la actualidad.

23 Nótese la contradicción de que en poco tiempo estaban representando deportivamente a su país.

24 Excepto dos casos.

25 Cabe recordar que estudiar hasta el secundario constituía una expectativa parental, aunque para una de ellas esta expectativa alcanzaba la universidad y otra tenía una temprana vocación por las letras.

26 Numerosas familias tenían dificultades para afrontar estos gastos, solo en el caso del deporte les exigía ropa, dispositivos, inscripciones, pasajes, etc. El Estado afrontaba algunos de estos gastos de modo intermitente, según el nivel y la ocasión.

27 Esto continúa vigente en todos los transportes públicos hasta la actualidad en los relatos.

28 Excepto una que abandonó las redes deportivas, académicas y laborales, dedicándose a las tareas domésticas y de crianza.

29 En contraste con el 7% del ENDI mencionado previamente.

30 Muchas protagonistas mencionaron a otras mujeres deportistas como motivación, algunas de las cuales forman parte de este estudio.

31 Shopping.

32 El tema de las barreras arquitectónicas y urbanísticas no se ha tratado en este artículo, sin embargo cabe destacarse que en la actualidad aún cuentan con pocos espacios donde movilizarse con facilidad y seguridad (por ejemplo, carecen de baños públicos accesibles). Asimismo este acceso es diferencial acorde a la edad, siendo progresivamente más restringido a medida que avanza el proceso de envejecimiento.

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Recibido: 20 de agosto de 2013.
Aceptado: 24 de febrero de 2014.
Publicado: 3 de junio de 2014.

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