RELMECS, diciembre 2016, vol. 6, no. 2, e015, ISSN 1853-7863
Universidad Nacional de La Plata - Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro Interdisciplinario de Metodología de las Ciencias Sociales.
Red Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales

RESEÑA / REVIEW

 

 

Los estudios cualitativos del tiempo y las generaciones

 

Reseña de: Jordi Caïs, Laia Folguera y Clement Formoso (2014). La Investigación Cualitativa Longitudinal.Cuadernos Metodológicos 52. Madrid: CIS.

 

Mauricio Phélan C.

Facultad de Ciencias Econ ómicas y Sociales (FACES)
de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Venezuela
mauricio.phelan@gmail.com

 

Cita sugerida: Phelan C., M. (2016). Los estudios cualitativos del tiempo y las generaciones. [Revisión del libro: La Investigación Cualitativa Longitudinal, por J. Caïs, L. Folguera, C. Formoso]. Revista Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales, 6(2), e015. Recuperado a partir de: http://www.relmecs.fahce.unlp.edu.ar/article/view/relmecse015

 

Los diseños longitudinales en ciencias sociales, desde la perspectiva cuantitativa, han gozado de atención y difusión; de hecho, existe una importante literatura al respecto y es que hasta hace relativamente pocos años el campo de la investigación longitudinal fue de naturaleza predominantemente cuantitativa. Estos estudios, que también fueron conocidos como estudios prospectivos de panel, están basados en cuestionarios que buscan encontrar cambios en los patrones de comportamiento social, así como imágenes estadísticas de cambios sociales macros. Sin embargo, en castellano los estudios longitudinales desde una perspectiva cualitativa son poco conocidos, una muestra de ello son las escasas publicaciones de que disponemos en esta lengua a diferencia de lo que ocurre en inglés, en el que existe una importante producción ‒un ejemplo lo representa el artículo de Thompson y McLeod (2015) sobre el estado del arte en estos diseños longitudinales cualitativos‒.

El libro que se presenta en esta reseña, La Investigación Cualitativa Longitudinal, de Caïs, Folguera y Formoso, es una producción bastante reciente que representa un valioso aporte al tema, y resulta revelador por su enfoque. El texto presenta un conjunto de herramientas para conocer las posibilidades que brindan estos diseños de investigación, al estudiar procesos complejos tales como la socialización, la creación de identidades o las trayectorias vitales. La característica principal de los diseños basados en la Investigación Cualitativa Longitudinal (ICL) es la de descubrir, comprender y explicar procesos que se han dado en el transcurso del tiempo. Por ello, las variables asociadas a las trayectorias temporales resultan centrales en las diferentes etapas del diseño, desde la recopilación de los datos hasta el análisis y la interpretación. La ICL, de acuerdo a los autores, es una herramienta ideal para el estudio de las dinámicas sociales desde una perspectiva micro y una macro.

El texto está estructurado en cinco capítulos. El primero de ellos trata sobre las características principales de la ICL. De manera clara y didáctica los autores señalan las posibilidades que presenta este tipo de enfoque que busca la interacción entre la dimensión temporal y la espacial, así como entre el agente y la estructura, elementos importantes para entender los procesos sociales que contienen las nociones de trayectoria o de recorrido, como son los fenómenos que llevan implícitos la idea de desarrollo, de evolución o de creación de identidades. En Ciencias Sociales un ejemplo son los estudios sobre la familia, los ciclos vitales, la movilidad social y las migraciones, entre muchos otros temas. En política social también hay un amplio campo de aplicaciones. Una de las características señaladas por los autores es que la ICL facilita la exploración entre las discrepancias aparentes entre lo declarado por el informante y lo vivido o experimentado, permitiendo tener una mejor comprensión del sentido que las personas le dan a la acción.

En este primer capítulo se hace hincapié en el tiempo como eje central de este análisis. Al ser una investigación longitudinal la recolección y comparación de los datos en dos o más momentos resulta su razón de ser. Sin embargo, lo que distingue la ICL de otros enfoques de investigación en ciencias sociales es la manera como aborda el tiempo al ponerlo en juego con la dimensión cultural de la vida social, lo que permite su desplazamiento desde la idea de tiempo medible como constructo físico a una idea de tiempo desde lo subjetivo y cultural. El tiempo es entendido como una experiencia multidimensional. Las ideas del filósofo Henri Bergson, quien considera cuatro tipos de tiempo necesarios, son fundamentales para entender las diferencias entre el tiempo físico y el tiempo humano: el tiempo en tanto relaciones de orden basado en juicios métricos de un antes y un después; el tiempo expresado en relaciones métricas; el tiempo topológico en tanto expresión cultural como lineal, circular; finalmente, el tiempo físico. Desde estas cuatro consideraciones los autores explican que tanto los datos que se generan, como el análisis y la interpretación que de ellos se haga, están caracterizados por la relación dinámica entre registros temporales. Así, el pasado, el presente y el futuro son momentos encadenados que explican tanto el flujo temporal como el cambio social. De manera que explorar el tiempo, afirman, significa entrelazar estrategias de investigación que ensamblan las experiencias de este tanto en la conciencia como en la cultura, para de este modo entender las maneras y las funciones en las cuales el sujeto es constituido socialmente.

En los estudios longitudinales o tipo panel de corte cuantitativo el tiempo se percibe como un fenómeno lineal o de trayectoria, con un orden implícito de avance o recorrido. Esta concepción es trasladada a la vida de las personas y es conocida como “ciclo de vida” en disciplinas como la demografía, por ejemplo. El ciclo de vida se define como los diferentes periodos por los que pasa una persona desde su edad temprana hasta la edad madura. Los autores revisan de manera crítica este constructo propio de los estudios cuantitativos, alegando que dichos ciclos son menos fijos y predeterminados al ser cada vez menos previsibles. De esta manera reemplazan el concepto de ciclo de vida por el de cursos de vida”, que resulta más flexible en tanto no implica la idea central de trayectoria. La unidad básica es el cálculo del tiempo que la persona pasa en cada uno de los estadios a lo largo de su vida. En la ICL el curso de vida se analiza de manera más fluida y a partir de nociones más personales asociadas a momentos claves o decisivos en la vida de las personas. En los capítulos dos, tres y cuatro, respectivamente, se exponen las diferentes técnicas utilizadas. Como consideración inicial a estos tres capítulos se parte de la idea de que en el diseño de este tipo de investigación las técnicas y los métodos utilizados no son nuevos, y que la innovación consiste en un reenfoque en su aplicación. En la ICL se presentan tres tipos de caminos o métodos: las entrevistas repetidas de manera sucesiva a la misma persona, con el objeto de comprender sus procesos de cambio y transición; las entrevistas en profundidad aplicadas al análisis de generaciones; y los diseños basados en la etnografía, sobre todo para el estudio del cambio en comunidades específicas.

En el segundo capítulo los autores explican con detalle una de las técnicas, y tal vez de las más comunes, como es el caso de las entrevistas en profundidad sucesivas en el tiempo, y la construcción de relatos de vida o de relatos biográficos. Con estas técnicas el investigador recurre a la repetición sucesiva de entrevistas con la finalidad de reconstruir el recorrido o el curso de vida de la persona, y con el objetivo de indagar sobre acciones personales, hábitos, acontecimientos que proporcionen información bien sea oral, textual o gráfica que ofrezcan pistas para un análisis posterior. Este proceso de recomposición está soportado sobre la idea de habitus-in-process, de Julie McLeod y, de manera complementaria, desde una perspectiva pluralista y de integración metodológica, los autores sugieren la adopción de los grupos de discusión como una herramienta para la validación tanto empírica como teórica de los principales hallazgos, proceso que posiblemente genere cuestionamientos, conjeturas o nuevos interrogantes estimulando la continuación de la investigación.

Otro proceso interesante propuesto por los autores consiste en la comparación de relatos de vida en una suerte de conversación productiva. Estos relatos pueden ser tomados de estudios previos o realizados en el mismo lapso de tiempo. En el capítulo se describe también la importancia del relato de vida para este tipo de investigación, de allí que entender qué es y cómo se hace resulte fundamental para entender la filosofía de la ICL, como señalan los autores desde su vertiente metodológica.

El tercer capítulo expone uno de los temas más interesantes como es el caso del análisis sociológico de las generaciones. Si bien los autores lo definen como técnica, por su peso tanto epistemológico como teórico, prefiero definirlo más bien como un enfoque. El capítulo comienza con una agradable y bien elaborada definición de lo que se entiende por “generación”. La segunda parte del capítulo explica con detalle los diseños de investigación, lo que permite, además, percibir claramente la utilidad del análisis de los fenómenos sociales desde el enfoque generacional. En este sentido los autores afirman que las generaciones visibilizan la supervivencia de la sociedad y son a su vez la base de su estructura. Las generaciones que pasan se revelan dejando huella con sentido de trascendencia en periodos posteriores de tiempo. De allí que el estudio de generaciones sea una manera de realizar análisis intermedio entre las dimensiones macro y micro.

Los autores, para responder al concepto de generación, acuden a trabajos previos tales como los realizados por Karl Mannheim, José Ortega y Gasset, Julián Marías y Daniel Bertaux, entre otros. La definición de generación es diferente a la de cohorte ‒también de uso frecuente en la sociología‒ y, en especial, en los estudios de población. El elemento que marca la diferencia entre estas dos nociones no es la coincidencia cronológica sino el hecho de haber vivido las mismas experiencias o los mismos sucesos. Experiencias o sucesos que pueden ser de carácter económico o político, así como también cultural. Las generaciones están definidas, además, no por un solo suceso sino por un conjunto de sucesos o de acontecimientos, así como por un proyecto o destino común. Un aspecto interesante destacado en el texto es que el concepto analítico de generación ha sido subutilizado con relación a otros conceptos como el de género o el de clase social. Para el análisis generacional pueden considerarse dos enfoques: el vertical y el horizontal. El primer tipo de análisis explora las generaciones como cadenas de individuos y de sus significados que se transmiten a lo largo del tiempo. Cuando el análisis es de corte transversal entre individuos con base en la cohorte de edad de pertenencia, se hace horizontal. La decisión del tipo de análisis depende de los objetivos. El vertical permite estudiar el cambio social mientras que el horizontal permite estudiar las diferencias entre las generaciones. En el capítulo además de explicar los procedimientos se colocan ejemplos para cada caso.

El capítulo cuatro es breve en comparación con el anterior pero de importancia central pues profundiza en la construcción del tiempo en los estudios etnográficos. Los autores inician afirmando que la etnografía es tiempo, desde su concepción hasta en el diseño de la investigación. La etnografía dada su naturaleza abierta y flexible es ideal para estudiar las dimensiones como las subjetividades, emociones, valoraciones y representaciones propias del cambio social. El capítulo ofrece un conjunto de recomendaciones para gestionar, utilizar y ayudar a inferir el tiempo en proyectos basados en la observación y en especial en la observación participante. El capítulo está subdividido en dos partes. En la primera se expone la etnografía dentro de la ICL; la segunda parte se inicia con una aclaración de tres conceptos que en ocasiones se confunden: etnografía, trabajo de campo y observación participante. Una vez tratadas las tres diferencias se exponen las consideraciones respecto al tiempo en los diferentes momentos de la investigación etnográfica. El tiempo en los diseños etnográficos es el eje del análisis de la realidad social al percatarnos que la densidad observada está constituida por “temporalidad solidificada” en palabras de los autores. El tiempo son logos comprensivos que fundamentan el análisis del cambio social. Los diseños etnográficos son ideales para llevar adelante la ICL por dos razones: por el espacio de tiempo en el cual se sitúa la observación y por la “condensación temporal” y las significaciones presentes en la pregunta de investigación. Igualmente, la etnografía resulta valiosa para explorar dinámicas sociales de manera prospectiva al poder acompañar a los informantes en diferentes momentos de su vida y capturar aspectos de su propia cotidianidad. La observación prolongada del comportamiento de las personas permite la comprensión de la textura cultural, lo que a su vez permite indagar con mayor profundidad el cambio social.

Finalmente, el quinto capítulo está dedicado a ofrecer tres ejemplos de investigaciones sociológicas que han utilizado diseños metodológicos basados en la ICL. Se seleccionaron tres estudios con diferentes temas y cada uno muestra uno de los tres procedimientos metodológicos expuestos en los capítulos precedentes: la construcción de relatos de vida a partir de entrevistas sucesivas a lo largo del tiempo, el análisis de generaciones y la etnografía. En el primer ejemplo se presenta el caso de una investigación realizada con entrevistas sucesivas para explorar el tema de las masculinidades dañadas. El foco del estudio es el maltrato en parejas heterosexuales, partiendo de la idea de que el rol hegemónico de ser hombre ha cambiado en el tiempo y con relación a generaciones precedentes. El segundo ejemplo es una investigación que desde un análisis generacional estudia las dinámicas de solidaridad familiar. La investigación tiene como objetivo observar si el contrato generacional implícito por el cual los hijos deben cuidar a sus padres cuando pasan a ser dependientes ha sufrido cambios o se ha debilitado. El tercer ejemplo, es una investigación acerca del miedo al delito para lo cual se adopta la etnografía. A partir de una aproximación de corte culturalista y de imaginarios se compara el temor a ser víctima de un delito.

El texto aporta, además, una extensa y actualizada bibliografía sobre los análisis longitudinales, lo que lo posiciona como una obra actual en lengua castellana. Es asimismo un texto claro, concreto y sumamente útil para aquellos investigadores en ciencias sociales interesados en realizar investigaciones sobre el cambio social o sobre fenómenos sociales en los cuales la variable tiempo se constituya como eje central de la compresión o explicación del objeto de estudio.

 
Referencias Bibliográficas

Thomson, Rachel & McLeodb, Julie (2015). New frontiers in qualitative longitudinal research: an agenda for research, en International Journal of Social Research Methodology, Vol. 18, N.º 3, pp. 243-250. Recuperado de http://dx.doi.org/10.1080/13645579.2015.1017900

 

Recibido: 6 de junio de 2015
Aceptado: 18 de agosto de 2015
Publicado: 30 de diciembre de 2016

 

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