RELMECS, diciembre 2023 - mayo 2024, vol. 13, nº2, e132. ISSN 1853-7863
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro Interdisciplinario de Metodología de las Ciencias Sociales
Red Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales

Artículos

Los componentes cálidos en el proceso de hacer investigación cualitativa: subjetividades, reflexividad, emociones y compromiso con el otro

Kathia Rebeca Arreola-Rodríguez

Universidad de San Andrés, Argentina
Cita sugerida: Arreola-Rodríguez, K. R. (2023). Los componentes cálidos en el proceso de hacer investigación cualitativa: subjetividades, reflexividad, emociones y compromiso con el otro. Revista Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales, 13(2), e132. https://doi.org/10.24215/18537863e132

Resumen: La realización de un estudio cualitativo enfrenta a los investigadores, o a quienes están en proceso de serlo, con múltiples desafíos relacionados no sólo con el conocimiento de las distintas metodologías y métodos de investigación (saber hacer y saber decir), sino también con los aspectos subjetivos del investigador (sus emociones, su personalidad, su carácter, su biografía y sus motivaciones). De manera que estos desafíos exigen que los investigadores desarrollen ciertas habilidades y competencias, las cuales refieren tanto a conocimientos metodológicos como a reflexiones sobre sus propias emociones y vulnerabilidades en los andares en el campo, así como lidiar con frustración e incertidumbre en la construcción del proceso de investigación. Ante esto, reconocemos que, cuando se habla de formar investigadores, se suele poner mayor énfasis en una dimensión cognitiva estricta (conocimientos y técnica implicados en el hacer), y se dejan a un lado las formas de ser investigador, en las que se incluyen aspectos tanto personales e interpersonales como emocionales. Es decir, no existe una única forma de hacer investigación, y con ello entran en juego los intereses de quien investiga, su personalidad, sus motivaciones, así como los desafíos emocionales que experimenta en los andares en el campo y en la construcción de un proyecto. Por ello, en este artículo decidimos nombrar estas habilidades y competencias bajo la categoría de componentes cálidos, ya que refieren a los aspectos subjetivos de quien hace investigación, en contraste con las competencias y habilidades que refieren a aspectos que tematizan cuestiones relacionadas al conocimiento que debe tener quien investiga (componentes fríos). A través de una sistematización inicial de los trabajos previos de diversos autores caracterizamos estas habilidades, emociones, atributos y competencias, reflexionando acerca del lugar que ocupan los componentes cálidos, no sólo en el proceso de hacer investigación, sino también en el proceso de convertirse en un investigador cualitativo. Por último, señalamos la importancia de indagar en la forma en que se adquieren o desarrollan los componentes cálidos, y se propone incluirlas más explícitamente en la formación de los futuros investigadores.

Palabras clave: Competencias, Habilidades metodológicas, Componentes cálidos.

Warm Components in the Qualitative Research Process: Subjectivities, Reflexivity, Emotions, and Engagement with Others

Abstract: Conducting a qualitative study confronts researchers, or researchers-to-be, with multiple challenges. These are related not only to knowledge of different research methodologies and methods (knowing how to do and knowing how to say), but also to the subjective aspects of the researcher (their emotions, personality, character, biography, and motivations). For this reason, these challenges require researchers to develop certain skills and competencies which encompass both methodological knowledge and reflections on their own emotions and vulnerabilities in the field of research, as well as dealing with frustration and uncertainty in the research process. In view of this, when it comes to training researchers, a greater emphasis is usually placed on the strictly cognitive dimension (knowledge and technique involved in doing research), while aspects of being a researcher, which include both personal and interpersonal as well as emotional aspects, are often overlooked. In other words, there is no one-size-fits-all approach to conducting research, and this brings into play the interests of the researcher, their personality, and motivations as well as the emotional challenges they experience in the field and in the development of a project. This is why this article has opted to name these skills and competencies “warm components,” as they refer to the subjective aspects of the researcher, in contrast to the competencies and skills that address issues related to the knowledge that researchers must possess (referred to as “cold components”). Through an initial systematization of previous work by various authors, we characterize these skills, emotions, attributes, and competencies, reflecting on the role that warm components play not only in the research process but also in the process of becoming a qualitative researcher. Finally, this article points out the importance of investigating how warm components are acquired or developed, and proposes to include them more explicitly in the training of future researchers.

Keywords: Competencies, Methodological skills, Warm components.

Componentes quentes no processo de fazer pesquisa qualitativa: subjetividades, reflexividade, emoções e compromisso com o outro

Resumo: A realização de um estudo qualitativo confronta os pesquisadores, ou aqueles em processo de se tornarem pesquisadores, com múltiplos desafios relacionados não apenas ao conhecimento de diferentes metodologias e métodos de pesquisa (saber-fazer e saber-dizer), mas também aos aspectos subjetivos do pesquisador (emoções, personalidade, caráter, biografia e motivações). Assim, esses desafios exigem que os pesquisadores desenvolvam certas habilidades e competências, que se referem tanto ao conhecimento metodológico quanto às reflexões sobre suas próprias emoções e vulnerabilidades no campo, bem como lidar com a frustração e a incerteza na construção do processo de pesquisa. Considerando isso, reconhecemos que, quando se fala em formação de pesquisadores, costumamos dar maior ênfase à dimensão cognitiva estrita (conhecimento e técnica envolvidos no fazer), deixando de lado as formas de ser pesquisador, que incluem aspectos pessoais, interpessoais e emocionais. Por isso, neste artigo, decidimos nomear essas habilidades e competências sob a categoria de componentes quentes, pois se referem aos aspectos subjetivos do pesquisador, em contraste com as competências e habilidades que se referem a aspectos que tematizam questões relacionadas ao conhecimento que o pesquisador deve ter (componentes frios). Por meio de uma sistematização inicial de trabalhos anteriores de vários autores, caracterizamos essas habilidades, emoções, atributos e competências, refletindo sobre o lugar dos componentes quentes, não apenas no processo de fazer pesquisa, mas também no processo de se tornar um pesquisador qualitativo. Finalmente, destacamos a importância de investigar como os componentes de cordialidade são adquiridos ou desenvolvidos e propomos sua inclusão mais explícita no treinamento de futuros pesquisadores.

Palavras-chave: Competências, Habilidades metodológicas, Componentes quentes.

Introducción

En la mayoría de los casos, los investigadores tienden a suprimir y negar las emociones que experimentan durante el proceso de investigación, incluso cuando se trata de un estudio cualitativo. Esto se debe a que a menudo las emociones se perciben como inapropiadas y, por lo tanto, se consideran ajenas a la construcción del conocimiento científico. No obstante, resulta curioso que sean precisamente las emociones y la perspectiva del investigador las que pueden ejercer un impacto más notable en la investigación, al generar interrogantes adicionales, así como conocimiento y reflexiones potentes (Ellis, 1994; Aluwihare-Samaranayake, 2012; Behar, 1996).

En este sentido, algunos investigadores cualitativos reconocen que el proceso de realización de un estudio cualitativo implica algo más que el desarrollo de competencias cognitivas relacionadas principalmente con habilidades metodológicas y conocimientos sobre metodologías y métodos de investigación. Este "algo más" está conectado con las emociones, habilidades y características personales del investigador, y juega un papel crucial no sólo en el proceso de construcción de una investigación cualitativa, sino también en el proceso de convertirse en un investigador cualitativo. Este "algo más" lo hemos identificado como los componentes cálidos.

Estos constituyen un elemento crucial en el proceso de investigación, relevante tanto para investigadores en formación como para aquellos con experiencia (Behar, 1996). Los investigadores cualitativos despliegan una variedad de habilidades que trascienden el conocimiento específico de la tradición cualitativa y la maestría en los métodos. Estas habilidades abarcan aspectos más profundos que los conectan con sus proyectos de investigación. Por lo tanto, cuando nos referimos a los componentes cálidos, no nos limitamos a cuestiones cognitivas o racionales vinculadas con el aprendizaje y la aplicación del conocimiento teórico-metodológico en la investigación. Más bien, engloban las subjetividades, las relaciones interpersonales, las emociones, la reflexividad y las motivaciones del investigador (Clift et al., 2023).

Así, cuando se emprende un proyecto con enfoque cualitativo, la vida y la trayectoria del académico no se limitan a ser simples detalles periféricos. Más bien, estos elementos ocupan un lugar central en el estudio, pues proporcionan un relato de cómo surgió su interés en el tema y cómo se relaciona con él a lo largo de la investigación (Loughran y Mannay, 2018; Collins y Cooper, 2014). Por ejemplo, algunos académicos han puesto especial atención en los desafíos detrás de la elección de abordar temas sensibles como el trauma, la violencia política, la pobreza y la exclusión. Estos desafíos no sólo implican cuestiones metodológicas, como los métodos empleados en el muestreo, la producción, el análisis de datos y la generación de resultados, sino también aspectos reflexivos y emocionales para el investigador, incluyendo sus propias experiencias personales, emociones y sufrimientos vinculados con el tema, con los participantes y consigo mismos (Aluwihare-Samaranayake, 2012; Dickson-Swift, James, Kippen y Liamputtong, 2008; Cornejo, Rubilar y Zapata-Sepúlveda, 2019; Bentz y Shapiro, 1998).

Entonces, los componentes cálidos se distinguen del conocimiento técnico o metodológico, así como de las habilidades de investigación centradas en la comprensión del proceso de investigación (Borg, 2010). Esto significa tener un entendimiento de las metodologías y los métodos, así como la capacidad de reconocer diferentes enfoques de investigación cualitativa y la habilidad para formular preguntas de investigación, llevar a cabo revisiones bibliográficas, desarrollar un marco teórico, entre otras cuestiones. A pesar de que estos aspectos suelen ser abordados en los manuales de investigación, en sí mismos no parecen ser suficientes para llevar a cabo con éxito un proyecto de investigación (Wessels et al., 2018).

El concepto de componentes cálidos en la investigación no es un término ampliamente reconocido o comúnmente usado por los investigadores y los académicos, aunque algunos han enfatizado la importancia de las cualidades y habilidades personales, y las emociones de quien investiga, como la empatía, y la sensibilidad (Creswell y Creswell-Baez, 2021, 2013; Denzin y Lincoln, 2011; Hammersley, 2007; Mallon y Elliot, 2019; Maxwell, 2013; Levitt, 2018; Lincoln y Guba, 1986; Saldaña, 2013; Behar, 1996; Scott, 2022).

En términos generales, los investigadores han asociado los componentes cálidos con la subjetividad del investigador en un estudio cualitativo, refiriéndose a la motivación personal del investigador, su personalidad e incluso al proceso de reflexividad (Piovani y Muñiz Terra, 2018; Mallon y Elliot, 2019; Hunt, 1989), así como a su conexión y relación con los demás, ya sea con los participantes o en el diálogo entre colegas (Mallon y Elliott, 2019; Cornejo, Rubilar y Zapata-Sepúlveda, 2019; Collins y Cooper, 2014). Ello lleva a reconocer, desde la perspectiva de Clift et al (2023), las vulnerabilidades del investigador cualitativo, que lo comprometen en cuestiones de carga emocional y bienestar personal, y en cuestiones éticas, de riesgo y poder (Ravitch y Mittenfelner, 2020; Cornejo, Rubilar y Zapata-Sepúlveda, 2019).

Por tanto, un argumento en común entre los académicos que hablan de los componentes cálidos es que los investigadores cualitativos realizan tanto una labor intelectual como emocional, por lo que deben poseer habilidades y competencias que les ayuden a gestionar sus emociones (Collins y Cooper, 2014; Behar, 1996). En otras palabras, cuando un investigador desarrolla un proyecto de investigación cualitativa realiza no sólo un emprendimiento intelectual sino también una trayectoria emocional (Clarke y Souza, 2017, 2018; Morris y Davies, 2018; Hunt, 1989; Scott, 2022).

La investigación cualitativa implica mucho más que simplemente recopilar datos; se trata, más específicamente, de escuchar las narrativas de otros y emplear sus propias palabras para describir fenómenos. Tanto la identificación como la evaluación de las habilidades que están detrás de ello es compleja y, por eso, los académicos han realizado esfuerzos considerables en brindar descripciones detalladas del papel del investigador mediante etapas o fases de la investigación cualitativa (Creswell y Creswell-Baez, 2021; Collins y Cooper, 2014).

Por ello, las habilidades y competencias relacionadas con el saber metodológico han tenido mayor relevancia (Gess et. al., 2017), y han descuidado la orientación y guía de otros procesos cruciales, como la importancia del autocuidado del investigador, frente a los efectos del trabajo emocional durante o después del proyecto de investigación; la creación de límites seguros y la promoción del apoyo mutuo entre colegas; las implicaciones de la relación entre investigador y participante (Mallon y Elliott, 2019; Clarke y Souza, 2017, 2018; Clift et. al., 2023), así como el aprovechamiento de estas emociones para obtener un mayor conocimiento durante el proceso de investigación (Behar, 1996).

Teniendo esto en consideración, el propósito de este trabajo es identificar, denominar y proporcionar una breve descripción de los componentes cálidos en la investigación cualitativa, por medio de una revisión de la bibliografía existente sobre el tema. Aunque autores de diversos campos del conocimiento se refieren a estos elementos utilizando una variedad de términos (Alfford,1998; Mallon y Elliott, 2019; Di Virgilio et. al., 2007; Levitt, 2018; Wessels et. al., 2018; Clark y Souza, 2017; Jacobo - Herrera y Martínez-Moreno, 2022; Rogers-Shaw, Choi y Carr-Chellman, 2021; Hunt 1989; Clift et. al., 2023; Morris y Davies, 2018), no todos hacen referencia al mismo fenómeno. Sin duda, todos ellos aluden a algo distinto de las competencias cognitivas relacionadas con cuestiones metodológicas, que puede ser agrupado bajo la categoría de componentes cálidos.

El objetivo principal es estructurar y sistematizar las contribuciones relacionadas con los componentes cálidos; es decir, llevar a cabo un análisis de los trabajos más destacados sobre este tema. Para lograrlo, se abordan las diversas conceptualizaciones que engloban los componentes cálidos en contraste con los componentes fríos. Posteriormente, se contextualizan estas habilidades, competencias y sensibilidades en los diferentes escenarios que se pueden identificar en las distintas etapas y procesos de la investigación cualitativa. Sin embargo, es crucial mencionar que la investigación cualitativa se caracteriza por ser un proceso no lineal, sino más bien espiralado. Esto implica que existen constantes idas y vueltas entre la formulación de la pregunta de investigación, la recolección de datos en campo y el análisis de estos. Identificar los componentes cálidos en etapas específicas contradice tanto la naturaleza del proceso de investigación cualitativa como la esencia de los propios componentes cálidos (este punto se desarrollará en el siguiente apartado).

De esta forma, nuestro propósito es reflexionar sobre el papel que desempeñan los componentes cálidos en relación con las situaciones que pueden surgir en diversas etapas y momentos del proceso de llevar a cabo un estudio cualitativo.

Componentes cálidos y componentes fríos: las dos caras del proceso de elaboración de una investigación cualitativa

En este estudio, hemos caracterizado las habilidades, conocimientos y competencias en dos componentes: los cálidos y los fríos, presentes a lo largo de todas las fases de la investigación cualitativa (Wessels et. al., 2018; Gess et. al., 2017). Nos hemos apoyado en estas categorías porque nos permiten discernir y describir la variedad de competencias y habilidades que un investigador en la tradición cualitativa desarrolla. Además, optamos por utilizar estas categorías por la connotación que llevan consigo: lo cálido implica una proximidad con el lado más íntimo del investigador, con su personalidad, emociones y experiencias, mientras que lo frío está asociado con una perspectiva más distante, analítica e intelectual.

En un estudio cualitativo, el investigador, al comprometerse a narrar las voces de los participantes y representarlas de la forma más auténtica posible (Mauthner y Birch, 2002), despliega habilidades que se han relacionado con la co-construcción del conocimiento con otros (Cornejo, Rubilar y Zapata-Sepúlveda, 2019; van den Scott., y L.-J.K; Guber, 2001), así como con la colaboración (trabajo con otros, incluyendo pares, mentores, participantes de investigación y la comunidad). Y el compromiso ético y la restitución a los participantes, lo cual requiere una atención constante a dos mundos interconectados: el mundo del investigador y el mundo del participante. En este sentido, se ponen en juego cuestiones como el proceso de reclutamiento de los participantes, las representaciones de la persona, su voz y sus experiencias, los desafíos éticos, así como la gestión emocional del investigador (Aluwihare-Samaranayake, 2012; Collins y Cooper, 2014).

Por lo tanto, no resultaría sorprendente que los componentes cálidos se enfoquen en el trabajo emocional (Roger-Shaw et. al., 2021; Hunt, 1989) y la reflexividad por parte del investigador (Damsa y Ugelvik, 2017). Esto implica que los investigadores reflexionen sobre su posición en la investigación y sus relaciones con los participantes (Behar, 1996). Dicha reflexión abarca no sólo las decisiones teóricas y metodológicas, sino también las propias características socioculturales y respuestas emocionales del investigador ante los participantes y colegas (Loughran y Mannay, 2018; Clift et. al., 2023; Mallon y Elliott, 2019; Wessels et. al., 2018; Ellis, 1994).

Esto conlleva la necesidad de cultivar habilidades particulares y de asumir compromisos éticos y reflexivos con los participantes, así como ejercicios que habiliten la autogestión y cuidado emocional del investigador. Estos compromisos se reflejan en la construcción de relaciones basadas en el cuidado, el respeto, la confianza y la escucha atenta, que con el tiempo generan impacto en las decisiones metodológicas. Un ejemplo que lo ilustra es la práctica de una investigadora latinoamericana al incorporar dispositivos de escucha en su investigación sobre el trauma psicosocial y la memoria colectiva en Chile. El propósito subyacente de estos dispositivos, que incluyen el cuaderno reflexivo del investigador, las notas del transcriptor y las reuniones de interanálisis, entre otros, es promover que los investigadores mantengan una reflexión profunda y un enfoque sistemático. Esto implica reconocer la subjetividad inherente a los estudios cualitativos y fomentar el diálogo, el cuestionamiento reflexivo y la escucha activa con los participantes y colegas (Christians, 2007; Cornejo, Rubilar y Zapata-Sepúlveda, 2019).

Ahora bien, hay otras habilidades que pueden ser consideradas como parte de los componentes fríos. Dentro de esta categoría se consideran las habilidades y competencias relacionadas con lo declarativo (cómo decirlo) y lo procedimental (cómo hacerlo) (Dietrich et. al., 2014; Gess et. al., 2017; Castillo - Martínez y Ramírez- Montoya, 2021). Ambas se piensan dentro de una dimensión metodológica; es decir, saber cómo hacer la investigación, saber sobre las metodologías y saber sobre los métodos (Wessels et. al., 2018). Por ejemplo, en la etapa de recolección de datos implica el conocimiento de diversos métodos (viñetas, entrevistas, observaciones), sus objetivos y sus pasos.

Sin embargo, los métodos cualitativos por lo general no siguen procedimientos altamente estructurados o estandarizados; en su lugar, a menudo requieren la toma de decisiones espontáneas en el campo, lo cual demanda que los investigadores desarrollen habilidades arraigadas en lo emocional, lo personal y lo interpersonal (Collins y Cooper, 2014).

Frente a esto, algunos académicos han reflexionado sobre el lugar que tienen los componentes cálidos en la investigación cualitativa (Calderón y Zirión, 2018; Damsa y Ugelvik, 2017; Levitt, 2019; Loughran y Mannay, 2018; Clift et. al., 2023; Mallon y Elliott, 2019; Wessels et. al., 2018; Ellis, 1994), lo cual ha generado dos problemáticas. La primera es que los componentes cálidos han sido reconocidos únicamente en ciertas etapas o procesos de tradiciones de investigación cualitativa, como la autoetnografía, la etnografía, los enfoques participativos o la historia oral (Jacobo-Herrera y Martínez-Moreno, 2023; Spencer, 2010). Y segundo, al ser tan diversa la caracterización de estas habilidades emocionales, ellas están dispersas en publicaciones científicas como revistas y libros, y en charlas y anécdotas entre investigadores. Ello ha dificultado su identificación al momento de enseñar y aprender a realizar una investigación cualitativa.

Por tanto, en este trabajo reconocemos que los desafíos cognitivos y afectivos no son exclusivos de estas tradiciones cualitativas, y tampoco se encuentran anclados de manera exclusiva a ciertas etapas de la investigación, como el trabajo de campo dentro de la tradición etnográfica, por lo que consideramos que la indagación en esta dimensión emocional y subjetiva debe ser profundizada en torno a la elaboración o construcción de un proyecto de investigación cualitativa, sin restringirse a una etapa o tradición (Collins y Cooper, 2014).

De esta manera, es posible encontrarse con situaciones en las que los investigadores que exploran el trauma mediante entrevistas se enfrentan a desafíos emocionales significativos, lo que puede convertir la continuación de la entrevista en una tarea complicada. En tales casos, los investigadores pueden recurrir a otras estrategias metodológicas, como dispositivos de escucha que permiten incorporar suposiciones relativas a la subjetividad y la reflexión crítica (Cornejo, Rubilar y Zapata-Sepúlveda, 2019), así como recurrir a diarios emocionales (journaling) para atender lo que les sucede en el proceso (Brown, 2021). Por otro lado, aquellos que llevan a cabo estudios etnográficos, al pasar mucho tiempo en entornos que a menudo difieren considerablemente de su propio contexto, pueden enfrentar obstáculos emocionales e incluso choques culturales (Rogers-Shaw, Choi y Carr-Chellman, 2021; Scott, 2022). De esta forma, el proceso de investigación impone una serie de experiencias emocionales en el académico, las cuales afectan las decisiones metodológicas (como los métodos de recopilación de datos, cuestiones éticas y muestreo) relacionadas con el poder, la empatía, el riesgo y la emoción, tanto del investigador como de los participantes o interlocutores (Clift et. al., 2023; Dickson-Swift, James, Kippen y Liamputtong, 2008).

Hasta este punto, hemos distinguido la principal diferencia entre los componentes cálidos y fríos, sin menoscabar la importancia y significado de cada uno en el proceso de llevar a cabo un estudio cualitativo y en la formación del investigador. A continuación, nos centraremos en detallar algunas de las habilidades que conforman los componentes cálidos.

Para ello es fundamental resaltar que reconocemos una interconexión esencial entre las habilidades, conocimientos y competencias que catalogamos como componentes fríos y las que constituyen los componentes cálidos. Estos elementos se complementan mutuamente y son esenciales en el proceso de construir un estudio cualitativo. Por lo tanto, no es suficiente tener un conocimiento exhaustivo de las características y métodos de un estudio cualitativo para llevar a cabo una investigación de manera efectiva. Resulta igualmente crucial que el investigador gestione adecuadamente sus experiencias emocionales y mantenga un compromiso reflexivo con respecto a sí mismo, los participantes y sus colegas (Behar, 1996).

Componentes cálidos: vulnerabilidades, subjetividades, compromiso y construcción con los otros y reflexividad

Los componentes cálidos se manifiestan a lo largo de todas las fases del proceso de investigación, sin seguir una secuencia lógica o preestablecida. Intentar identificarlos por momentos o etapas de la investigación no sólo sería una tarea compleja, sino que también iría en contra de la esencia de los componentes cálidos, los cuales están arraigados en las personalidades, trayectorias, biografías y ritmos de los investigadores. En ese sentido, la naturaleza de la relación entre el investigador y el participante está influida en parte por las características personales del investigador, como su clase, edad y género (Ladson-Billings, 2003; Guber, 2001). Esto significa que las experiencias y desafíos emocionales que enfrenta un investigador en su tema son únicos y no pueden ser replicados. Es decir, los componentes cálidos responden a ritmos únicos, anidados en las particularidades y desafíos de cada investigador.

Por ello, en este trabajo hemos dedicado esfuerzos a contextualizar los componentes cálidos en situaciones que los investigadores identifican de manera más frecuente. Adicionalmente, es relevante señalar que aún no existe un consenso sobre cómo denominar este conjunto de habilidades. Por esta razón, optamos por agruparlas bajo la categoría de componentes cálidos. Esta elección proporciona una forma de sistematización, al mismo tiempo que subraya la diversidad de estas habilidades. Es importante reconocer que asignarles nombres específicos resulta una tarea imposible, ya que, como se mencionó, estas están intrínsecamente ligadas a la personalidad del investigador, su carácter y su estilo de trabajo.

Diversos autores, provenientes de distintas disciplinas como sociología y antropología, y arraigados en diversas tradiciones de investigación, conceptualizan los componentes cálidos de la investigación de maneras diferentes. Emplean términos distintos y enfatizan aspectos diferentes de lo cálido en el investigador. Por ejemplo, algunos se centran en las subjetividades del investigador, como su personalidad, su historia de vida (también conocida como posicionamiento) y sus emociones tanto dentro como fuera del estudio.

Para abordar esto, se ha prestado especial atención a la biografía o historia personal del investigador, considerándola un elemento central en el proceso de investigación. Ella refleja cómo surgió el interés del investigador en el tema y cómo se ha ido relacionando con él a lo largo del estudio (Loughran y Mannay, 2018; Collins y Cooper, 2014). Por lo tanto, la elección del tema no es una decisión aleatoria o sin fundamento por parte del investigador, sino que está arraigada en sus intereses, experiencias y biografía. Esto lo lleva a comprometerse tanto intelectual como emocionalmente con el proyecto de investigación, especialmente en estudios que abordan temas sensibles o poblaciones vulnerables.

En esa línea, algunos investigadores se han focalizado en las relaciones comprometidas con diversos actores, ya sean interlocutores o participantes, así como con otros colegas investigadores (Clark y Souza, 2018; Ellis, 1994; Eide y Allen, 2005). La mayoría de los estudios que abordan este tema se han realizado dentro de la tradición etnográfica, debido a la naturaleza y relevancia del trabajo de campo en dicha tradición. Esto requiere desarrollar habilidades como negociar el acceso al campo, establecer relaciones significativas con los participantes, practicar una escucha activa, empoderar a los participantes con asertividad, mostrar gratitud hacia aquellos que comparten sus experiencias y construir conocimiento de manera colaborativa (Morrow, 2005; Guber, 2001). Sin embargo, estas habilidades también son cruciales en el intercambio con el otro cuando se llevan a cabo métodos de recolección de datos que no están necesariamente dentro del marco de un estudio etnográfico, como en el caso de realizar entrevistas semiestructuradas. En ambas situaciones, el investigador debe prestar atención y cuidar la conexión con los participantes, desarrollando la habilidad de establecer un vínculo, escuchando de manera atenta durante este proceso y comprendiendo de forma más clara los mundos de vida que los participantes comparten (Collins y Cooper, 2014).

Explorar vidas y experiencias privadas y compartir relatos en el ámbito público plantea una serie de dilemas éticos que no pueden resolverse únicamente mediante la aplicación de un conjunto teórico de reglas, principios o directrices (Aluwihare-Samaranayake, 2012). Por lo tanto, el investigador, al interactuar con los participantes, no sólo se enfrenta a desafíos y riesgos emocionales, sino también a una serie de desafíos éticos (Miller y Boulton, 2007). Por ejemplo, pueden surgir complicaciones para el investigador si se enfrenta a una posible agresión por parte del participante, si lleva a cabo trabajo de campo en instalaciones desconocidas o si divulga una cantidad excesiva de información personal durante el proceso de investigación. También puede ocurrir cuando el investigador revive su propia experiencia personal a través de la narración de una experiencia similar por parte del participante (Dickson-Swift, James, Kippen y Liamputtong, 2010; Etherington, 2007).

Así, algunos estudiosos han considerado que el investigador cualitativo se encuentra en un terreno inestable, sin directrices, por lo que el desarrollo de habilidades que le permitan colaborar y resolver conflictos, como la conciencia crítica compartida entre el participante y el investigador mediante estrategias como el diálogo, el cuestionamiento reflexivo y la escucha activa, es clave para atender cuestiones de reciprocidad mutua en torno a la intimidad, la vulnerabilidad y las desigualdades que están arraigadas en las relaciones sociales (Christians, 2007; Aluwihare-Samaranayake, 2012).

Investigadores como Mallon y Elliot (2019) han explorado estas cuestiones desde la perspectiva de la labor emocional, que incluye la gestión de las emociones tanto del individuo estudiado como del propio investigador. En este sentido, se han subrayado las vulnerabilidades de quienes realizan estudios cualitativos, en los que entran en juego aspectos emocionales, de poder y de riesgo tanto para el investigador como para el participante (Etherington, 2007; Behar, 1996). Esto se debe a que los investigadores pueden estar susceptibles a ser influidos y afectados en la investigación, ya sea por parte de colegas, participantes o incluso por el propio proceso de ella (Clift et. al., 2023; Clark y Souza, 2018; Morrow, 2005; Morris y Davies, 2018).

El término trabajo emocional se refiere a las luchas emocionales del investigador (como el agotamiento, la depresión y la ansiedad) que surgen al encontrarse con las experiencias de los participantes cargadas de emociones intensas (Rogers-Shaw, Choi y Carr-Chellman, 2021), como al confrontar diversas realidades de individuos y comunidades en el campo. Estas luchas emocionales también se pueden experimentar en otros momentos, como al transcribir entrevistas de una hora, que potencialmente pueden resultar en más de cincuenta páginas de texto, lo que hace que el análisis de la información sea un proceso que puede llevar semanas, meses o incluso años. Por lo tanto, realizar una investigación cualitativa implica un largo esfuerzo que requiere diversos conocimientos y habilidades, lo que conduce al agotamiento emocional y, en ocasiones, incluso al agotamiento físico (Clark y Souza, 2018). Por tanto, tener una alta tolerancia a la frustración emerge como una de las habilidades clave para sostener el proceso de investigación (Wessels et. al., 2018).

En consecuencia, algunos académicos han enfatizado la importancia de que los investigadores cualitativos cultiven la capacidad de monitorear y regular sus emociones. Algunas propuestas se han basado en el concepto de inteligencia emocional de Goleman, que abarca cinco competencias: autoconciencia, autorregulación, motivación, empatía y habilidades sociales (Goleman, 1995, citado en Collins y Cooper, 2014). Otros han puesto mayor énfasis en la reflexividad como un papel fundamental en la investigación cualitativa, vista aquella como un proceso, una capacidad o una habilidad de los investigadores. Lejos de ser un esfuerzo narcisista o egocéntrico, constituye un ejercicio continuo de autorreflexión sobre el propio posicionamiento del investigador y los aspectos psicológicos que lo acompañan a lo largo de todo el proceso de investigación (Hsiung, 2008; Spencer, 2010; Piovani y Muñiz Terra, 2018; Guber, 2001; Mao et. al., 2016). Incluso, para algunos autores la reflexividad se evalúa como una técnica de validación para la construcción de conocimiento en sí (Morrow, 2015; Levitt, 2019; Yardley, 2017).

Además, la creatividad como habilidad y capacidad ha adquirido un papel importante, no sólo para abordar los desafíos que pueden surgir en las decisiones metodológicas, por ejemplo, la conexión entre la teoría y lo que ocurre realmente en el campo, y el diseño de métodos que puedan responder a preguntas de investigación complejas y representar los resultados, sino también para que el investigador encuentre su propio camino y, a su vez, estimule sus emociones, pasiones y talentos. Por lo tanto, la creatividad no sólo está relacionada con cuestiones metodológicas orientadas a comprender y comunicar lo que el participante expresó en sus propios términos, utilizando recursos no convencionales en investigación como poemas, ilustraciones y videos, sino también con que el investigador logre encontrar su camino como tal (Kara, 2020).

Hasta aquí se ha presentado un breve y apretado resumen de las diferentes conceptualizaciones encontradas sobre los que se consideran componentes cálidos. Este resumen es una sistematización inicial pero que intenta ser representativa de las diferentes perspectivas que se adoptan a la hora de reconocer esos aspectos que van más allá de las habilidades teórico-metodológicas de los investigadores.

Los componentes cálidos: procesos, ritmos y temporalidades personales

Si bien la necesidad de indagar en una dimensión emocional en quien hace investigaciones cualitativas ha sido mayormente reconocida en trabajos de la tradición etnográfica (Jacobo-Herrera y Martínez-Moreno, 2023), resaltando los desafíos cognitivos y afectivo-motivacionales que demanda en el investigador el proceso de investigar, está pregunta no se ha profundizado en torno a la elaboración de un proyecto de investigación cualitativa, sin importar el diseño o la etapa.

Gran parte de ello puede deberse a que los componentes cálidos no requieren de una receta o un manual que vaya guiando paso a paso, sino que, más bien, se van desarrollando gradualmente y a su propio ritmo (Wessels et. al., 2018; Behar, 1996). Esto es así porque quien realiza la investigación tiene su estilo, su personalidad, su forma de apropiarse de las metodologías, y de aproximarse al mundo para cuestionarlo, y también tiene sus propios intereses investigativos. Es decir, cuando buscamos dar respuesta a una pregunta de investigación, respondemos a una parte de nuestra subjetividad (Calderón y Zirión, 2018). Además, cada proyecto de investigación es distinto, ya que la diversidad metodológica que existe dentro de la investigación cualitativa nos lleva a admitir que se trata de algo más allá de la aplicación de métodos y técnicas, pues envuelve distintas miradas epistemológicas, que incluyen tanto los objetivos según los diseños de investigación como las perspectivas de los participantes y las fuentes de datos. De manera que cada proyecto de investigación demanda cosas distintas a quien la realiza. Así, los componentes cálidos son diversos, y la tarea de caracterizarlos todos no sólo es compleja, sino que no es posible.

Entonces, los componentes cálidos se desarrollan en distintos grados y en distintos momentos, los cuales tienen que ver con las etapas de la investigación y también con las situaciones que se van generando al investigar (experiencias y andares en campo, presentaciones del proyecto con colegas, exposición de avances del estudio, solicitud de permisos a campo, devolución/restitución de resultados).

Sin embargo, esto no implica que las habilidades, sensibilidades y conocimientos en estos dos componentes estén separados o no se relacionen entre sí. No tendría sentido dominar las metodologías o los métodos si no existe pasión y curiosidad por un tema en particular, o viceversa, mantener una pasión y curiosidad ciega que no esté respaldada por conocimientos sobre los métodos y las metodologías de investigación. Por lo tanto, destacamos la importancia de enseñar a investigar desde ambos componentes. Para lograrlo, es fundamental continuar explorando estos temas y mantener un diálogo constante con colegas que enseñan e investigan. De manera que hacer un proyecto de investigación cualitativa no consiste solamente en poseer los conocimientos metodológicos sobre los componentes de la investigación cualitativa, los diseños y los métodos (trayectoria intelectual), sino que también es experimentar y reconocer una amplia gama de sentimientos que brotan en distintos momentos del proceso (Kleinman y Copp, 1993). Y en ese sentido, las emociones del investigador no son intrusivas o algo a eliminar sino elementos constitutivos del proyecto, ya que ayudan a generar nuevas preguntas y a crear nuevos caminos metodológicos para construir con los participantes. Así, los componentes cálidos y fríos interactúan en los contextos de investigación de acuerdo con los ritmos y procesos de los investigadores.

Conclusión

Hasta aquí se han recopilado y presentado los aspectos que se han considerado menos relevantes de la investigación cualitativa, aquellos que engloban las dimensiones sociales, afectivas, motivacionales y éticas que el investigador pone en juego a la hora de realizar su tarea.

En un primer momento diferenciamos los componentes cálidos de los fríos, sin considerarlos como aspectos contrapuestos sino como complementarios, destacando el rol que cada uno de estos componentes cumple al momento de llevar adelante un estudio cualitativo.

En primer lugar, los componentes fríos hacen hincapié en la dimensión cognitiva e intelectual relacionada con los aspectos procedimentales y metodológicos (conocimiento de metodologías y métodos). Por otro lado, los componentes cálidos se refieren a las dimensiones afectivas y motivacionales del investigador. En una segunda instancia, se recopilaron las conceptualizaciones más relevantes para describir los componentes cálidos en situaciones que involucran la biografía del investigador, sus relaciones con otros, sus vulnerabilidades y emociones, y el lugar de la reflexividad a lo largo del proceso de investigación cualitativa. Sin embargo, esto no implica que sean las únicas situaciones o habilidades en juego ni que los investigadores no utilicen distintas habilidades en diversos momentos.

Es importante destacar que los componentes cálidos no se limitan a un diseño de investigación particular, como el trabajo de campo en la tradición etnográfica, ni a una etapa específica, como la recolección de datos. Por el contrario, están presentes a lo largo de todo el proceso, durante el cual cada investigador experimenta situaciones únicas de acuerdo con sus intereses, experiencias, biografía, personalidad y sus preguntas y objetivos de investigación.

El estado de la cuestión deja aún mucho para seguir elaborando. En especial, queda por indagar cómo se adquieren o desarrollan estas competencias, y qué podemos proponer para incluirlas más explícitamente en la formación de los futuros investigadores. Otro aspecto para indagar es cómo los investigadores han dado cuenta de estos componentes cálidos en la elaboración final de sus trabajos de investigación; es decir, cómo aparecen en los informes finales y si se reflexiona acerca de ellos. Sobre este aspecto, poco cuestionado por los estudiosos, se suele pensar que las emociones y resonancias que agitan al investigador durante el estudio deben permanecer ocultas o al margen de la producción científica (Mallon y Elliot, 2019).

De esta manera, consideramos que los profesores de investigación y supervisores deben integrar una dimensión emocional como parte del proceso de hacer investigación cualitativa, invitando a los estudiantes a qué desarrollen sus propios trayectos emocionales mediante ejercicios de reflexividad y diarios personales, visuales y emocionales (Rogers-Shaw, Choi y Carr-Chellman, 2021; Brown, 2021; Behar, 1996; Collins y Cooper, 2014; Kara, 2020).1

Aunado a ello, resaltamos la importancia de reflexionar sobre cómo se pone en juego la salud mental de los investigadores al realizar estudios cualitativos, ya que en el proceso experimentan niveles altos de ansiedad, fatiga intensa, estrés, aislamiento y depresión (Clark y Souza, 2018; Dickson-Swift, James, Kippen y Liamputtong, 2008; Hunt, 1989). En ese sentido, es imperativo que se promuevan estrategias que informen y reciban el apoyo físico y emocional que necesitamos los investigadores cualitativos.

Mientras que los componentes fríos ponen un mayor énfasis en el rigor y la validez científica, la incorporación de componentes cálidos puede contribuir a un proceso de investigación más ético, evocador, emocional, auténtico y humano. Estos componentes fomentan una conexión y una comprensión más profundas entre el investigador, los participantes y los destinatarios de su trabajo, lo que permite una mayor relevancia y aplicabilidad de los hallazgos en la realidad.

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Notas

1 A modo de estrategia de autocuidado, la autora utiliza un diario emocional y visual para documentar y procesar sus vivencias como profesora e investigadora en el campo. Este diario se concibe como un proyecto de compromiso reflexivo con sus prácticas, y como testimonio de su desarrollo formativo intelectual y emocional. Para conocer más acerca de este trabajo, se puede explorar su perfil en la red social Instagram. Llama Cualitativa / Qualitative Flame (@objetosconmente) • Instagram photos and videos

Recepción: 07 Junio 2023

Aprobación: 17 Noviembre 2023

Publicación: 01 Diciembre 2023

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